sábado, 1 de agosto de 2015

Arriba y abajo















Hay una gran algarabía en casa del marqués de Fontaine. En el piso superior, los invitados festejan los platos preparados por Chef François —el mejor cocinero de París—, en el inferior, Alvar, el aprendiz, mira de soslayo a François sin comprender la desmesura con la que está cocinando.
—¿No se desperdiciará tanta comida? —pregunta Alvar.
—Nunca subestimes el poder de las sobras… —responde François señalando la fila de menesterosos que comienza a formarse en el patio.

El marqués desciende a las cocinas. Desde el dintel de la puerta, observa, asqueado, cómo los indigentes se arremolinan alrededor de la basura que tira Alvar.
—Para que digan que la gula es un pecado de ricos… —señala el marqués.
—No es gula —increpa François — es hambre.