sábado, 13 de marzo de 2010

EL MISTERIO DE RUBÉN


"Hallado un niño en la espesura de un bosque del Pirineo navarro. Responde al nombre de Rubén. Si alguien puede aportar datos para esclarecer este misterio, ruego los pongan en conocimiento de las autoridades locales."


En el valle de Salazar no se hablaba de otra cosa. En los pueblos circundantes a Otxagabía se podía observar, por doquier, grupos de vecinos murmurando.
- Es un niño extraño. Seguro que se ha escapado de su casa.
- ¡Pero qué dices! Lo han abandonado en el bosque. Dicen que es mudo o un poco tontito.

Todos tenían algo que decir, mezcla de curiosidad y morbo, pero estaban equivocados. Yo os contaré la verdad de lo que ocurrió. El diez de Diciembre salí a pasear por la Selva de Irati, y descubrí unos ojos que me miraban tras un matojo. Me acerqué con cuidado, pensando encontrar algún animal. Cuál fue mi sorpresa cuando vi a un niño, de unos ocho años, tiritando de frío y asustado. No contestaba a mis preguntas ¿Quién eres? ¿Estás solo? Nada, solo silencio. Conseguí vencer su miedo y que me acompañara a casa. Durante el trayecto sólo pude arrancarle unas palabras: hambre, apetito, apetencia, deseo, necesidad. Ya en casa, tras esperar a que saciara su hambre y entrara en calor, mantuve con el niño la más extraña conversación que he sostenido jamás.

-¿Cuál es tu nombre?
- Nombre, distintivo, apelativo, título, reputación.
-¿Dónde está tu familia?
- Familia, progenie, parentela, estirpe, descendencia.
-¿Qué hacías en el bosque?
- Bosque, arboleda, boscaje, espesura, selva.
-¿Estabas jugando en el bosque y te has perdido? ¿Estabas con amigos?
- Amigo, adicto, afecto, devoto, camarada.

Extendió sus brazos, mientras decía la última palabra, y me mostró el libro que llevaba entre sus manos cuando le encontré y del que no se separaba. El libro era un ajado y sucio diccionario de sinónimos, antónimos y parónimos. Examiné el diccionario, en la primera hoja una curiosa anotación:


“Para ti Rubén, será un buen amigo en la senda de la vida”

Papá y mamá


-¿Tú eres Rubén?
Él asintió.

Desde entonces está junto a mí. Con la ayuda del antiguo diccionario, buscamos el punto y final al misterio de su aparición y, poco a poco, comenzamos a estudiar el vocabulario base de la vida.

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Nota:
Este mensaje tiene dos lecturas: la directa, que significaría que sólo hay signos y el chico tiene su propio mundo. Y la indirecta: esos signos tienen una traducción en las siguientes palabras:
Para ti, Rubén. Será un buen amigo en la senda de la vida
.
Papá y mamá



Gracias Nelken.


Gracias Rosa

domingo, 7 de marzo de 2010

OBSESIÓN RETRATADA


De pequeño una grave enfermedad me mantuvo postrado en la cama de un hospital. Mi mundo era blanco, aséptico, con olor a desinfectante. Los únicos que franqueaban las puertas, aparte del personal sanitario, eran mis padres que llegaban del exterior con noticias de un mundo para mí desconocido. Jamás había estado fuera de esa inmaculada habitación por lo que, muchas veces, no les comprendía cuando hablaban. No sabía que era un gato, un helado, una montaña...Tuvieron mis padres la feliz idea de comprar una cámara de fotos y respondían a todas mis preguntas con imágenes hechas por ellos. De esta manera, mi mundo pasó a ser de 12X15 con borde blanco y papel satinado.

Cuando el ángel de la muerte replegó sus alas y se alejó de mí, cambié la cama del hospital por una solitaria y triste habitación. Una ventana de 50X80 era lo único que me unía al exterior. Pasaba horas frente a esa ventana con la única compañía de la cámara de fotos. Allí comenzó mi obsesión. Hacía fotos a todas las personas que pasaban junto a la verja de la casa. Revelaba las fotos, imaginaba sus vidas y decidía a quién incluía en mi mundo...Yo tenía ese poder.

Conseguí superar la enfermedad. Estudié. Encontré un buen trabajo e incluso me casé y fundé una familia, pero yo seguía mirando y escrutando el mundo a través del visor de mi cámara. Hacía fotos a la multitud. Estudiaba las imágenes y elegía el siguiente sujeto de mi estudio. Inventaba ante Julie, mi mujer, reuniones, viajes de trabajo y salía tras mi presa. La fotografiaba en el trabajo, con la familia... me convertía en su sombra hasta conocer sus más íntimos secretos. Cuando mi curiosidad quedaba satisfecha, archivaba la investigación y la guardaba en un armario secreto de mi despacho. En distintos compartimentos, separaba los aptos y los no aptos que conformarían mi mundo. Hoy, el sujeto de mi estudio es un joven caucásico de treinta y cinco años de nombre Michael Thomas.

Michael sale de su trabajo en el centro de la ciudad y se reúne en la cafetería cercana con una mujer. Me acerco al cristal de la cafetería y le veo tomando una copa... ¡con Julie! Salen de la cafetería y mientras se despiden él le da una carpeta color granate.
Sigo a Julie hasta un portal desconocido. Agazapado entre los árboles de la acera de enfrente espero su salida.
Hacia la media noche las luces del primer piso se apagan. Julie sale del portal y tras montarse en un taxi se aleja. Me acerco al portal. Subo las escaleras decido a forzar la puerta de la casa. Tengo que saber que hacía Julie en este piso. Años investigando la vida de personas a las que no conocía, y resulta que de quien no sabía nada era de mi mujer.
Entro en el pequeño apartamento. Sobre la mesa de la sala encuentro la carpeta granate y junto a ella, desperdigadas, una decena de fotografías. Elegí una al azar. Hombre caucásico de cuarenta años ¿ Se trata de una broma?
Pasé a la habitación contigua y encendí la luz. Desde las paredes cientos de ojos me miraban. Me quedé atónito, no podía ser. Cuando cumplí quince años, en mi fiesta de graduación, en un restaurante, en una comida familiar...
¿Julie?

Toda mi vida desplegada entre estas cuatro paredes ¿Por qué? ¿Para qué?