"Hallado un niño en la espesura de un bosque del Pirineo navarro. Responde al nombre de Rubén. Si alguien puede aportar datos para esclarecer este misterio, ruego los pongan en conocimiento de las autoridades locales."
En el valle de Salazar no se hablaba de otra cosa. En los pueblos circundantes a Otxagabía se podía observar, por doquier, grupos de vecinos murmurando.
- Es un niño extraño. Seguro que se ha escapado de su casa.
- ¡Pero qué dices! Lo han abandonado en el bosque. Dicen que es mudo o un poco tontito.
Todos tenían algo que decir, mezcla de curiosidad y morbo, pero estaban equivocados. Yo os contaré la verdad de lo que ocurrió. El diez de Diciembre salí a pasear por la Selva de Irati, y descubrí unos ojos que me miraban tras un matojo. Me acerqué con cuidado, pensando encontrar algún animal. Cuál fue mi sorpresa cuando vi a un niño, de unos ocho años, tiritando de frío y asustado. No contestaba a mis preguntas ¿Quién eres? ¿Estás solo? Nada, solo silencio. Conseguí vencer su miedo y que me acompañara a casa. Durante el trayecto sólo pude arrancarle unas palabras: hambre, apetito, apetencia, deseo, necesidad. Ya en casa, tras esperar a que saciara su hambre y entrara en calor, mantuve con el niño la más extraña conversación que he sostenido jamás.
-¿Cuál es tu nombre?
- Nombre, distintivo, apelativo, título, reputación.
-¿Dónde está tu familia?
- Familia, progenie, parentela, estirpe, descendencia.
-¿Qué hacías en el bosque?
- Bosque, arboleda, boscaje, espesura, selva.
-¿Estabas jugando en el bosque y te has perdido? ¿Estabas con amigos?
- Amigo, adicto, afecto, devoto, camarada.
Extendió sus brazos, mientras decía la última palabra, y me mostró el libro que llevaba entre sus manos cuando le encontré y del que no se separaba. El libro era un ajado y sucio diccionario de sinónimos, antónimos y parónimos. Examiné el diccionario, en la primera hoja una curiosa anotación:
- Es un niño extraño. Seguro que se ha escapado de su casa.
- ¡Pero qué dices! Lo han abandonado en el bosque. Dicen que es mudo o un poco tontito.
Todos tenían algo que decir, mezcla de curiosidad y morbo, pero estaban equivocados. Yo os contaré la verdad de lo que ocurrió. El diez de Diciembre salí a pasear por la Selva de Irati, y descubrí unos ojos que me miraban tras un matojo. Me acerqué con cuidado, pensando encontrar algún animal. Cuál fue mi sorpresa cuando vi a un niño, de unos ocho años, tiritando de frío y asustado. No contestaba a mis preguntas ¿Quién eres? ¿Estás solo? Nada, solo silencio. Conseguí vencer su miedo y que me acompañara a casa. Durante el trayecto sólo pude arrancarle unas palabras: hambre, apetito, apetencia, deseo, necesidad. Ya en casa, tras esperar a que saciara su hambre y entrara en calor, mantuve con el niño la más extraña conversación que he sostenido jamás.
-¿Cuál es tu nombre?
- Nombre, distintivo, apelativo, título, reputación.
-¿Dónde está tu familia?
- Familia, progenie, parentela, estirpe, descendencia.
-¿Qué hacías en el bosque?
- Bosque, arboleda, boscaje, espesura, selva.
-¿Estabas jugando en el bosque y te has perdido? ¿Estabas con amigos?
- Amigo, adicto, afecto, devoto, camarada.
Extendió sus brazos, mientras decía la última palabra, y me mostró el libro que llevaba entre sus manos cuando le encontré y del que no se separaba. El libro era un ajado y sucio diccionario de sinónimos, antónimos y parónimos. Examiné el diccionario, en la primera hoja una curiosa anotación:
“Para ti Rubén, será un buen amigo en la senda de la vida”
Papá y mamá
-¿Tú eres Rubén?
Él asintió.
Desde entonces está junto a mí. Con la ayuda del antiguo diccionario, buscamos el punto y final al misterio de su aparición y, poco a poco, comenzamos a estudiar el vocabulario base de la vida.
Él asintió.
Desde entonces está junto a mí. Con la ayuda del antiguo diccionario, buscamos el punto y final al misterio de su aparición y, poco a poco, comenzamos a estudiar el vocabulario base de la vida.
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Nota:
Este mensaje tiene dos lecturas: la directa, que significaría que sólo hay signos y el chico tiene su propio mundo. Y la indirecta: esos signos tienen una traducción en las siguientes palabras:
Para ti, Rubén. Será un buen amigo en la senda de la vida.
Papá y mamá
Gracias Nelken.
Gracias Rosa