sábado, 23 de enero de 2010

NO FUERON TUS MANOS SINO LAS MÍAS


Miro el reloj…las cinco y cuarto. Con calculada lentitud elijo la ropa para la cita concertada. Me visto y, antes de salir, me miro en el espejo buscando una mirada de aliento en el reflejo.

Camino hacia ti lentamente, pretendiendo que los latidos del reloj se acompasen a mis pasos. Será doloroso, pero siempre será mejor un dolor agudo que uno dilatado en el tiempo y sin sentido.

A la hora acordada llamo a tu puerta y sales a recibirme con la sonrisa amable de siempre. No son mis manos, sino las tuyas, las que preparan los detalles de lo que, espero, sea la ultima cita. Todo perfecto: la música relajante, el aroma de las flores del centro de la mesa...Sin embargo tanta perfección me infunde más desasosiego. Tu voz serena me invita a sentarme. Te acercas hasta mí mientras cierro los ojos. No te extraña esa reacción. Me conoces hace tiempo y sabes que es mi forma de abandonarme a lo inevitable. Intento decir unas palabras, pero quedan silenciadas por tus manos. Ahora que llega el momento tan temido, pienso que he sido injusta contigo. Tú no tienes la culpa. Sólo quieres lo mejor para mí. Al fin y al cabo, no fueron tus manos sino las mías las que aceptaron y firmaron el presupuesto para realizar una endodoncia.

martes, 19 de enero de 2010

ENCONTRAR


Encontrar
Corro, busco...sólo
encuentro tu reflejo
hecho añicos,
mientras
todo se
diluye.

Pero no,
no te buscaré.
Dejaré de jugar
con la nada
en la espiral de dudas
y desengaños.

Y dejaré que todo fluya
sin buscar.


martes, 12 de enero de 2010

EL DESCANSO



El desasosiego le persiguió durante toda la jornada. No podía quitarse la imagen de la triste joven de su cabeza. Sus ojos suplicantes, esos ojos almendrados en los que se podía leer el cansancio, el miedo y la desesperación. Se tomó una copa de Whisky para abotargar sus sentidos, eran tantos los días que llevaba sin dormir. Cada vez que conciliaba el sueño, la joven acudía a él suplicándole.

-Ayúdame por favor , quiero descansar, tienes que acabar con esta tortura. Hace meses que subo a los cielos y desciendo a los infiernos. No sé en que mundo vivo, si es que vivo. Ya no sé si vivo una pesadilla o sueño una vida.

Recordó que tras verla en un sueño, la acercó a su mundo haciendo que renaciera cada día en sus textos. Andrea...siempre Andrea vestida de palabras y versos.
La voz martilleaba dentro de su cabeza. Sabía lo que debía hacer. Se levantó. Caminó lentamente hasta el ordenador. Miró tristemente la pantalla y añadió una palabra, FIN.

Apagó el ordenador mientras oía la voz de Andrea cada vez más lejana.


-Gracias, por dejarme marchar.


jueves, 7 de enero de 2010

EL DEFENSOR DEL TIEMPO



La mirada hermética escruta la niebla del infinito mientras espera el tañido de las campanas. El cuerpo erguido, los sentidos alerta. El escudo que porta en su mano izquierda protege su metálico corazón, mientras la mano derecha blande, sobre su cabeza, una espada, compañera en la batalla eterna por defender su bien más preciado: el tiempo.
Una, dos, tres...las campanas, que suenan en la lejanía, se acompasan al ritmo de los latidos de su corazón. El rugido de un volcán se convierte en la banda sonora que acompaña la llegada del enemigo. La tierra se mueve bajo sus pies mientras el hombre gira la cabeza lentamente. Un enorme dragón de tierra arrastra su cuerpo hasta la superficie. El hombre dobla su torso y, con toda la fuerza que le aporta la desesperación, intenta clavar la espada entre las púas erizadas del dragón. Diez, once, doce, las campanas callan, la bestia se va y el silencio le acompaña. Así hora tras hora, día tras día, en una calle olvidada de París, un autómata dorado, creado por las manos del hombre, se ha convertido en el defensor del tiempo. De nuestro tiempo.


sábado, 2 de enero de 2010

CAMINAR


Caminar
Recojo palabras para romper
el pentagrama de los silencios,
compañeros de mis viajes vespertinos.

Y puestas en la balanza de las
contradicciones que rige mi espíritu,
serán relucientes zapatos de charol
para caminar por el vértice del presente,
sin resbalar en la nostalgia del pasado,
ni caer en la incertidumbre del futuro.



viernes, 1 de enero de 2010

EL DESTINO


La primera vez que atravesó la terminal de autobuses fue un refugio donde guarecerse de la lluvia, nada más.
Los días dieron paso a las semanas, las semanas a los meses y el paso por la terminal se convirtió en uno de los tramos favoritos en su ruta diaria. Podía cambiar de itinerario pero se sentía atraída por aquel lugar, aquella antesala donde bullía la vida de la ciudad. El ritmo de sus pasos descendía mientras cruzaba y lentamente disfrutaba de lo que sus ojos le mostraban.

Los colores de la ciudad vestían y adornaban sus bancos, azul los días de fiesta, rojo y blanco durante los partidos y completamente negro tras algún concierto.
Distintas pieles, razas, culturas, diferentes formas de ver la vida...Imaginaba extrañas y sugerentes historias escondidas tras cada mirada.
Allí se mezclaban los largos recorridos con las distancias cortas, la alegría por el reencuentro con las tristes despedidas, las ilusiones y proyectos de los estudiantes con la serenidad y la nostalgia de los ancianos.
Maletas de diseño, mochilas, carteras de ejecutivo, bolsas de compra y sillas de bebé. Preocupaciones, anhelos, esperanzas, miedos, deseos...y sueños.
Caminaba de puntillas, para no rescatar de sus sueños a quienes tomaban la terminal como habitación improvisada. El descanso del guerrero tras la batalla continua de la vida, mientras a sus pies, gorriones y palomas se disputaban la comida desperdigada.

Le gustaba ese microcosmos. Lo único que anhelaba era disponer de más tiempo para acercarse a los cientos, miles de vidas que momentáneamente convivían allí. Saborear sus historias, aprender, compartir, reír, llorar...con ellos.
Con esos extraños que cada día se dispersaban hacía su destino.