lunes, 14 de agosto de 2017

En un pueblo de La Rioja, del que sí quiero acordarme...


Érase una vez un pequeño cuento, llamado Pura Magia,  que vivía en una antología junto a otros relatos. No se trataba de un libro conocido y, desde luego, nunca alcanzaría la categoría de best-seller, pero eso a él no le importaba. Se sentía orgulloso de formar parte de un proyecto que no solo le permitía tener  interesantes amigos, sino un lugar en el que guarecerse de la soledad y la intemperie. Sin embargo, a pesar de todo, en su fuero interno, no dejaba de crecer una extraña sensación de vacío al saberse destinado a ser leído solo por adultos. Ansiaba tanto sentir la ternura de las manos de los niños, despertar la curiosidad en sus miradas, escuchar sus risas blancas y  ligeras… Cada vez era más frecuente encontrarle con la nariz pegada al cristal de alguna librería o paseando entre los anaqueles de la sección infantil de cualquier biblioteca. Admiraba las brillantes cubiertas de los álbumes ilustrados, las exquisitas estampas que acompañaban cada plano narrativo, mientras sus sueños se deslizaban por encima de los libros y se confundían con el olor a tinta. Su mente se llenó de una maraña de dudas y cometió el error de equiparar belleza con virtud. 
Sintiéndose zafio e insignificante, comenzó a vagar por los márgenes del libro rehuyendo cualquier contacto o conversación. Sus compañeros le observaban con una mezcla de ternura y honda preocupación. «El talento cuenta más que la belleza», «Los cuentos no saben de cronologías. Tan necesario es estimular a los niños como despertar a los adultos», «Algún día, cuando menos te lo esperes, el Universo se pondrá en marcha para que veas cumplidos tus sueños», le decían para animarle. Pero él, perdido en sus propias inseguridades, se limitaba a encogerse de hombros y a sonreír, con un toque de amargura.


         Los días fueron pasando lentos, sin apenas dejar relieve en la memoria, hasta que una mañana de verano Diego, un antiguo maestro de escuela, se sentó a la sombra de un árbol a leer y se topó con su ficción. Como si quisiera invocar el poder mágico de las palabras, leyó el texto completo en voz alta. Los sonidos, mecidos por una brisa repentina, flotaron en el aire hasta enredarse en las copas de los árboles, mientras decenas de  imágenes caían en cascada por su cerebro. Y algo debió de despertar en Diego… O, tal vez, como habían vaticinado sus compañeros, el Cosmos comenzó a ponerse en marcha para cambiar el curso de los acontecimientos.

Diego, movido por un impulso, le propuso a Fátima, la bibliotecaria de Casalarreina, un bonito pueblo de La Rioja, presentar Pura Magia a los niños que se reunían en el ayuntamiento, una vez por semana, para escuchar a Diego contar fábulas y ficciones. Fátima no solo estuvo de acuerdo, sino que, con manos expertas, comenzó a confeccionar una brillante chistera para la sesión de Cuentacuentos.

 A Pura Magia le invadió una intensa sensación de irrealidad mientras cruzaba la plaza que le separaba del ayuntamiento. Caminó despacio, parándose a cada paso, como si su subconsciente quisiera dilatar el momento. ¿Y si no gustaba su mensaje? Negó con un enérgico movimiento de cabeza para disipar el último resquicio de desconfianza que albergaba y entró en el edificio. Un murmullo de voces emanaba de algún punto de la planta superior.
Siguiendo la estela del sonido subió la escalera hasta llegar al salón de plenos. Desde el dintel de la puerta, observó el nutrido grupo de niños y niñas que esperaban expectantes junto a sus padres y abuelos. La voz de Diego se impuso sobre los susurros que se fundieron en un respetuoso silencio, salvo por algunas risas infantiles.  Su mirada vagó de un rostro a otro, hasta alcanzar los cálidos ojos del maestro y sintió una inmensa gratitud.  Gracias a él, su historia se estaba convirtiendo en un puente maravilloso de comunicación entre mayores y niños. Algo que, ni siquiera en sus mejores sueños, se había atrevido a imaginar.

Sin embargo, a veces, ocurre que la realidad supera los límites de los deseos. Y un día,  de repente, Pura Magia comenzó a sentir el suave tacto del papel de seda, la rugosidad de la cartulina y el cosquilleo producido por las ceras de colores. Voces excitadas de niños, sonido de tijeras, aroma de pegamento… La adrenalina aceleró su  pulso y necesitó unos segundos para que su mente procesara todos los estímulos y sensaciones. Poco a poco sus ideas comenzaron a focalizarse: Fátima, con la creatividad y ayuda de los pequeños, había elaborado una nueva encuadernación para él. Quizás, la más hermosa que ningún cuento hubiera vestido jamás

martes, 30 de mayo de 2017

Poema de estantería






















No puedo olvidar tu rostro 
el desorden de tu nombre 
la tempestad 
en el silencio de los puntos suspensivos.
……………………………….. (Aster Navas)



jueves, 2 de marzo de 2017

Antología Anual de EnR 2016




Todos los años, la Asociación de escritores en red (EnR) publica, en papel, una antología con textos de los socios. 

En este enlace, podéis descargar gratuitamente el PDF con la selección de este año. Además de mi contribución: «El despertar de los sentidos», «Propósito y consecuencia», « En un pueblo de la Rioja del que si quiero…», encontrareis relatos y poemas de mis compañeros que son, os lo aseguro, grandes escritores y poetas.

No os defraudará.