viernes, 4 de abril de 2014

EL ORÁCULO













Abeke lanza los cauris sobre la estera para saber qué le dictan los espíritus a través de sus bocas. De los dieciséis caracoles tan solo uno ha quedado con la abertura hacia arriba. Un destello dorado cruza su mente. Mientras intenta decodificarlo en su misterioso mundo interior, tira de nuevo los cauris. Esta vez son siete los que hablan: « No cruzar… la fosa está abierta…». Mira las caras de sus compañeros que esperan ansiosos el resultado de la consulta para lanzarse al asalto de la valla fronteriza. No acaba las palabras ante la determinación que ve en sus miradas.

Amanece. Abeke llora, mientras el sol se refleja sobre las mantas de material dorado que cubren los cuerpos de los muertos.