viernes, 30 de agosto de 2013

LOS ANTIGUOS DIOSES MIRAN A EGIPTO
















Sentado junto al Lago Sagrado de Karnak, el dios Thot observa con tristeza cómo abandona el templo el último visitante del día. Cada vez son menos los que desde que comenzaron las revueltas visitan el recinto sagrado. A su lado una gata ronronea mientras frota su lomo contra las piernas del dios. Pero este está tan abstraído en sus pensamientos que no percibe su presencia. La gata llama su atención con un leve arañazo.
—¡Déjame en paz, Bastet!
La diosa adopta su forma humana.
—Thot, me tienes harta. No puedes continuar así, apartado de todo y de todos, en este lugar que has convertido en tu mausoleo.
—No es tan fácil…Yo…
—Durante milenios supimos transformarnos para asegurar nuestra presencia en el mundo. Tú fuiste el primero que cogiste el relevo de Ra cuando, cansado, ascendió a los cielos. Y ahora te niegas a renovarte, anclado en esta absurda inexistencia… Fíjate en mí, un simple cambio de nombre, Artemisa,  y conseguí que los griegos me venerasen. Incluso hoy en día cuento con adeptos. ¿Y qué me dices de Isis, infiltrada entre ese extraño panteón de vírgenes que tienen los cristianos?  Si ellos supieran que sus vírgenes negras, en el fondo,  son reminiscencias del antiguo culto a Isis…Y fíjate como Horus mira hacia el futuro, desde el anverso del escudo de una de las naciones más prósperas de la actualidad.
—Bastet, yo no cuestiono vuestros deseos y decisiones, solo pido que si no entendéis mi proceder,  al menos, lo respetéis.
—Es cierto que no logro entenderte. Fuiste uno de los dioses más importantes del panteón egipcio. Señor de la sabiduría y del tiempo, visir y escriba de los dioses, inventor de la escritura, de los números, de las matemáticas…Y ahora… Mira, he estado investigando. Hay una corriente de conocimiento nueva, a la que los humanos llaman física cuántica, y que sostiene que el Universo surgió de un pensamiento, que la realidad no existe hasta que se nombra. ¿Te suena?
Un destello cruza los ojos de Thot que se oscurecen de nuevo al escuchar las risas de unos niños que se acercan por la Avenida de las Esfinges. El mayor, de unos trece años, se adelanta con un candil en la mano, indicando el camino a seguir a una niña pequeña. Cruzan la puerta de entrada, se dirigen hacia el patio de Ramses II y se sientan frente a una de las columnas. El niño saca de una vieja mochila un cuaderno y un lapicero y comienza a dibujar ante la atenta mirada de la niña, que le ilumina con el farol. Thot sonríe al verlos mientras Bastet, ajena a la escena, no cesa de hablar.
— ¿Dónde queda eso, que tantas veces asegurabas, de que el maestro se revelaría a los alumnos cuando estuvieran preparados? Ellos te esperan.
—Pero estos otros —dice señalando a los pequeños— nos necesitan. Durante siglos solo nos hemos preocupado de nuestra propia existencia. Puede que ellos hayan dejado de creer en los antiguos dioses, pero nosotros debemos encarnarnos en sus sueños. 
La diosa baja la cabeza pensativa.
—Bastet, son tiempos difíciles, de dolor, duelo… de enfrentamientos entre hermanos. Yo les enseñé que la palabra es magia y vida, y todo lo que sea alejarse de ella no es sino muerte y oscuridad. Pero parecen haberlo olvidado.
— ¿Quiénes son esos niños?
— Son los hijos del guarda del templo. Él  se llama Sinuhé. Es despierto e inteligente y sueña con ir a la Universidad y convertirse en arqueólogo. Ha crecido entre estas piedras y no imaginas los conocimientos que alberga en su interior… Y ella es Annipe. Una chiquilla dulce y alegre que fantasea con ser como las princesas de los cuentos de las «Mil y una noches» que su hermano le cuenta al acostarse.
— Annipe… hija del Nilo… — Algo en la voz de la diosa se quiebra al mirar el dulce rostro de la niña iluminado por la lámpara, como si, de repente, todo ese amor maternal que alberga en su interior, rompiera esa fachada de autosuficiencia que, hasta ese momento, desprendía. 
—¿Y qué hacen frente a esa columna?
— Sinuhé dibuja en su cuaderno jeroglíficos que luego, con la ayuda de su hermana, moldea en arcilla para venderlos a los turistas como souvenirs y ayudar a paliar la pobreza en  que viven. Si la situación  ya era difícil antes, ahora, por culpa del fanatismo y la intransigencia de unos pocos que quieren sumir al país en el oscurantismo, se está tornando imposible de resolver.
—No estás hablando solo de Sinuhé y su familia, ¿verdad?
—Bastet,  tú que defendiste a Ra, siendo un niño, de Apofis y su reino de maldad y oscuridad, tienes que ayudarme...  Una vez, Egipto fue conocido por la biblioteca de Alejandría y su gran faro. Intentemos que esa llama, que aún se guarda en la memoria y en el corazón de su gente no se apague para siempre. 

Comienza a amanecer. Sinuhé observa cómo despuntan los primeros rayos del sol, mientras su hermana, con la cabeza apoyada en su hombro, pasa las páginas de su cuaderno.
—Sinuhé, ¿por qué te gustan tanto estas piedras?
Sinuhé la mira, sonríe y recuerda las palabras del poeta:  «A veces nos hablan en los sueños; a veces, pensando, la mente los escucha. » (1)
—Porque ellas me hablan.    
 

(1) Versos extraídos del poema, de  Constantino Kavafis, «Voces»


18 comentarios:

  1. ¡Qué maravilla! Me he quedado sentada junto a Bastet, no sé dónde acaba la realidad, ni dónde comienza la ficción. ¿Serán una sola por obra y gracia de la autora?
    Como dice nuestra amiga. Reverencia y reverencia y..., besos.

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    1. En cierto modo, Rosa, somos lo que escribimos y toda obra escrita es una mezcla de realidad y ficción. Es imposible abstraernos de nosotros mismos al hacerlo… De lo cual me alegro, porque eso es lo que aleja a la Literatura de la uniformidad.

      Gracias por sentarte a nuestro lado. Guárdate las reverencias y dame un abrazo :-)

      Besos

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  2. Con tu habitual delicadeza nos regalas un tesoro de filosofía y pensamiento; inteligente, cabal. Y maravillosamente escrito.

    Gracias, Mari Carmen.

    Un abrazo

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    1. Es lo que intento, Ana. Siempre he pensado que con delicadeza se puede hablar y escribir sobre todo.

      Me alegro de que te haya gustado, sabes que valoro mucho tu opinión y compañía.

      Besos y abrazos.

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  3. Está claro que tu mente es capaz de escuchar a los sueños y hasta a las antiguas piedras, y conviertes lo que te dicen en un relato fabuloso. Cuando he "visto" llegar a los niños al patio del templo he reconocido un rayo de esperanza en el oscuro panorama que subyace...
    Querida Mª Carmen, eres una maravillosa tejedora de historias. Gracias.

    Un abrazo enorme.

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    1. Mi querida Mare, no te imaginas lo que me costó hallar un rayo de esperanza… Amo Egipto y ver lo que está ocurriendo me llena de angustia y miedo. La Historia nos ha demostrado que, a veces, el descontento lleva a posturas intransigentes y con consecuencias dramáticas.

      Espero que el faro no se apague, gracias por ayudarme a mantenerlo encendido.

      Besos y abrazos.

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  4. Una historia con mensaje intemporal, una mezcla de mitología y realidad. Original e inteligente. Me ha encantado, como todo lo que escribes.

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    1. Gracias, Josep, por asomarte a esta ventana. Cada uno de vuestros comentarios es un tono más en la gama de verdes de la esperanza. No solo para mí, sino para ellos.

      Besos y abrazos.

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  5. Es un relato magistral en todos los sentidos.
    Reverencia, reverencia, reverencia para nuestra Aracné particular.

    Besos, niña dulce.

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    1. Qué bonito lo que me dices, Vichoff… Aracné… me gusta. Solo espero que no me ocurra lo que a ella y me conviertan en araña por decir lo que veo.

      Gracias por tu generosidad y cariño.

      Besos y abrazos.

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  6. "A veces nos hablan en los sueños;"
    Y que hermoso es, cuando los sueños se repiten y se repiten sumidos en un lago de agua dulce, clara... Día tras día, las estrellas nos alzan a esos mundos donde solo existe paz y libertad.

    Es un placer leer tus renglones llenos de amor, vida y libertad.

    un beso

    Antonio

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    1. Ojala la realidad también estuviera llena de amor, vida y libertad, ¿verdad? Es tan fácil y sin embargo qué difícil se lo ponemos…

      Gracias por añadir una estrella a esta noche, esperemos que pronto amanezca.

      Besos y abrazos.

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  7. Sinuhé el egipcio, la inmortal novela de Mika Waltari, fue una novela mágica que marcó mis lecturas de adolescencia. Desde entonces, cada vez que aparece el nombre de Sinuhé mis sentidos y mi mente se transforman. Nada que ver con la novela tu relato, sí con ese mundo maravilloso del antiguo Egipto, luz para disipar las sombras que se ciernen sobre la actual tierra mítica. Culto, espléndido, imaginativo, precioso en definitiva tu relato. Precioso de apreciable en toda la extensión de la palabra. Tiene tantas cosas para mirar y reflexionar... Los sueños hablan y también iluminan. Gracias por la mirada y las palabras de estos dioses.

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    1. Tú lo has dicho, Emilio, una novela mágica que marca y deja huella. Es increíble como Mika Waltari imbrica realidad y ficción para dar vida física a sus personajes que convencen y conmueven.

      No es Sinuhé un nombre elegido al azar. Hay una frase del libro que siempre citaba Omar, el guía que me acompañó por esas extraordinarias tierras, “Nada hay de nuevo bajo el sol.” Y estos días ha sido inevitable no pensar en él y en todas esas gentes que añadieron rostros y gestos a mis recuerdos. Qué habrá sido de ellos, de sus familias… Ojalá a ellos también le hablen e iluminen los sueños

      Besos y un fuerte abrazo.

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  8. Querida Mari Carmen, este bellísimo relato me ha dado mucho que pensar. Con tu maestría escribiendo has logrado un cuento cargado de filosofía y de magia dentro de un marco de plena actualidad.

    Un abrazo.

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    1. Querida Aldonza, que un texto mío le sirva a alguien para reflexionar es uno de los mejores obsequios que se me puede dar. Gracias :-)


      Un fuerte abrazo

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  9. Desde que te leo, he empezado a viajar.
    Un beso fuerte.

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    1. Pues que sepas, mi querido Luismi, que es una delicia tenerte como compañero de viaje.

      Besos y un fuerte abrazo

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Gracias por tu visita