sábado, 8 de septiembre de 2012

EL VIEJO MERCADO


Ángela, quizás influida por las historias que le contaba su abuelo de pequeña, sentía una aversión, casi patológica, por los laberintos. Él le explicaba que la vida era como un laberinto, en el que las decisiones tomadas la llevarían hasta sus sueños o hacia calles sin salidas. Y como ejemplo siempre le contaba cuentos de espíritus atrapados, de seres aislados en el centro de la nada, incapaces de superarse ante la falta de referencias.

“Tienes que desarrollar la intuición y estar atenta a las pistas que hay en el camino. “ Las palabras de su abuelo resonaban en su cabeza. No sabía cómo había llegado allí. Ángela solo recordaba escuchar una voz, penetrante, sugestiva, antes de que los contornos de la habitación se diluyeran para dar paso a una espesura verde que delimitaba su horizonte. Mirara a donde mirara, solo había paredes que parecían estrecharse a  medida que caminaba. La maraña de hiedra que descendía por los muros entorpecía sus pasos al engancharse en sus pies. El sol descendía alargando las sombras, haciendo que el pasadizo pareciera más lúgubre y hermético. Pronto llegaría la noche,  la oscuridad total, y ella se quedaría atrapada dentro de su propia pesadilla. Su corazón comenzó a latir con intensidad. Sentía que le faltaba el aire.

“La habilidad para controlar tu destino está en ti”

 — Sí, abuelo, pero hasta Teseo tuvo la ayuda de Ariadna. Tengo que serenarme. Esto es solo un sueño, nada malo puede pasarme. Pronto me despertaré.

De repente, apareció una puerta frente a ella. Estaba muy dura. Los goznes parecían oxidados. Tiró con fuerza y consiguió que se abriera un poco, lo justo para que pudiera pasar. Sintió la brisa en el  rostro. Cerró los ojos para aspirar, con más intensidad, el aire y que éste limpiara la angustia que circulaba por sus venas. Pero el aire se volvió denso, casi irrespirable. Olía a humedad, al moho que exhalan las piedras antiguas. Abrió los ojos. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Se encontraba en una oscura celda. Un pequeño vano abierto en la pared era el único punto de luz que le permitía ver la estancia. Apenas había mobiliario. Tan solo un camastro, con un colchón de paja, una tosca mesa de madera y una pequeña banqueta en la que estaba sentada Ángela. Su cuerpo comenzó a moverse involuntariamente, como si respondiera a los designios de otra persona. Sobre la mesa había un cuchillo. Lo cogió y comenzó a rasurar su cabeza. Cuando el último mechón cayó al suelo pasó la mano por su cráneo desnudo. La retiró manchada con la sangre de los cortes que se había hecho. A continuación cogió un espejo, deslucido por el paso del tiempo, y observó el resultado. ¿Quién era esa mujer que la miraba desde el espejo? Era una joven, de facciones bellas y delicadas, con unos perturbadores ojos claros que la miraban inquisitoriamente. Sus labios comenzaron a moverse.

— ¿Dónde están ahora esas voces celestiales? El miedo a la muerte es más fuerte que mi pasión ante tu divinidad... Una sola palabra, y volveré a tener la fuerza inquebrantable de un soldado. ¿Por qué callas?

Ángela sintió lastima por la muchacha. Podía apreciar su dolor, su miedo...

— Si acepto retractarme, quizás me dejen libre. Y podré ser una mujer cualquiera, tener una vida propia, como cualquier persona, con sus deseos y anhelos... Pero eso sería abandonar en un pasaje negro de mi historia a todos esos hombres que murieron creyendo en mí... Y no puedo hacerlo. Las voces fueron mi salvación y serán mi condena... Aunque ahora callen.

Ángela, o quién fuera la que moviera los hilos de su cuerpo, se levantó con determinación. Fue hacia la cama, y se vistió con una túnica blanca que había sobre el colchón. Se escuchó el sonido de unos pasos acercándose. Dos soldados abrieron la reja de la celda y, tras esposarla, la llevaron hasta una plaza llena de gente que la observaba con respetuoso silencio. Algunos, sin poder evitar las lágrimas, lloraban a su paso. En el centro había una pira montada. La ataron a un poste, mientras un hombre, con las vestimentas propias de un eclesiástico, comenzó a leer una sentencia: “Juana de Arco, se te acusa de hereje e idólatra. Y se te condena a morir en la hoguera.” El verdugo encendió el fuego.  Ángela, al ver como las lenguas de fuego ascendían,  gritó desesperadamente.

— Ángela, cuando cuente hasta tres, despertarás. Uno, dos, tres.

Ángela despertó y vio la cara del doctor Pérez que la miraba preocupado. Hace meses que acudía a la consulta, por su anormal e injustificado miedo al fuego. Él lo había llamado Pirofobia. Y como parte del tratamiento, le había sugerido que, para conocer las causas,  se sometiera a una sesión de hipnosis.


Han pasado cinco años desde aquel día. Desde entonces, como quien regresa a la escena de un crimen, cada 30 de mayo viaja a Ruan, cruza la  plaza del viejo mercado, y deposita  flores en el suelo.


30 comentarios:

  1. Mari Carmen, como poeta eres estupenda, pero me descubro ante ti como escritora de relatos; entre otras cosas, porque además de estar perfectamente escritos en la forma, destilan poesía y sensibilidad.

    Enhorabuena.

    Beso fuerte.

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  2. Mari Carmen si algo admiro de quien escribe bien...es la capacidad de ser sensible en todas las formas que escriba..YO no sé escribir poesía, y creía que sí me apañaba un poco en relatos pero te leo a ti y ....me quito el sombrero....Un beso

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  3. Intuyo una novela circulando por tu cabeza.

    Felicidades por el relato.

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  4. Es una idea muy original, Mari Carmen y tu manera de desarrollarla, perfecta.

    Enhorabuena, amiga.. y gracias por compartirlo.

    Besos¡¡

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  5. Cuanto amor deposita en tus relatos, tu sensibilidad quebranta mi interior, me siento una hormiguita que seguiría tus pasos hasta el hormiguero de tu corazón.
    Un beso y gracias por tu forma de saber hacer.
    molina

    Empecinada mi alma.
    Negro torito bramando.
    Los lagartos en las ramas.
    Aunque la noche resuene,
    Y mi corazón repiquetee.
    No se calla, ni se rinde.
    Ante tu cuerpo serrana.
    molina

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  6. Gracias, Ana, por tu compañía constante y tus palabras de ánimo. No te imaginas lo que significa para mí...

    Besos y abrazos.

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  7. Muchirta!! Qué alegría me dan siempre tus visitas y sentir tu brisa fresca… Me renuevas el ánimo, te lo aseguro :-)

    Besos y un fuerte abrazo

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  8. Winnie, no he leído ningún verso tuyo, por lo tanto no puedo juzgar, pero sí sobre tu prosa. Sabes escribir, y lo haces muy bien. Solo hay que pasarse por tu blog y leer tu texto sobre el pupitre que compartías con tu amiga de la infancia, o sobre el llamador de ángeles, cuyas palabras acompañan a uno de mis textos publicado en Patchwork.

    Así que continúa escribiendo, haciéndonos partícipes de tus días y tus gestos.¿ Qué sería de mí sin tu sonrisa de los lunes?

    Besos y un fuerte abrazo.

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  9. Querido Luismi, quizás algún día me plantee escribir una novela, ¿quién sabe? Pero, de momento, hasta que no me recupere de ese mal, que tan acertadamente llamas, “enfermedad de la prisa”, ni me lo planteo. Pero ya estoy poniendo remedio :-)

    Besos y un fuerte abrazo

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  10. Gracias a ti, Carmen, por tus palabras y compartir mi día a día. Tu presencia refuerza y tonifica.

    Besos y abrazos.

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  11. Antonio, en todas las cosas que emprendo intento dar lo mejor de mi misma. Nos movemos con las palabras y a través de ellas, son nuestro vehículo y la manera de llegar hasta los demás. Cómo no poner el máximo cuidado en los relatos y cariño en los personajes...

    Gracias por abrirles la puerta y dejar que alguno de ellos se quede a tu lado, y, por supuesto, por el cariño y aliento que hay en tus versos.

    Besos y abrazos, querido amigo.

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  12. Un relato conmovedor, Mari Carmen, con tu especial sensibilidad para acercarte a las historias y para narrarlas.
    Mil gracias por ellas.
    Un fuerte abrazo.
    Mare.

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  13. Gracias, Mare, por el sosiego que siempre me trae tu presencia, y tus palabras siempre generosas.

    Besos y un fuerte abrazo

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  14. Me encanta tu relato Mari Carmen. Esa capacidad de fabular es envidiable. Enhorabuena y te pido tu permiso para utilizarlo en mis clases de bachillerato... Besos

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  15. Realmente lo mejor que se puede decir de este relato es que es una de las más extraordinarias narraciones cortas que he leído nunca. No me extraña que María quiera llevarlo a sus clases, ni que Luismi diga que una novela anda rondando por tu cabeza...porque este argumento es magnífico y podría llevarse a una novela, sí, medio histórica, medio fantástica, psicológica, es decir, con varios elementos y subgéneros dentro. Que buen relato, Atxia, que maravilloso relato...

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  16. María, no tienes que pedirme permiso para utilizar ninguno de mis textos, soy yo la que tengo que darte las gracias por el honor que me haces. Hace muchos años que abandoné el instituto. Me hace mucha ilusión regresar, aunque sea a través de mis letras. Me has emocionado, que lo sepas.

    Besos y abrazos.

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  17. No creas, Emilio, que no lo pensé cuando lo dijo Luismi. No es un mal argumento. Bueno, que voy a decir yo :-) Lo cierto es que es un relato al que tengo mucho cariño, porque me ha permitido, sin alterar el fondo histórico que hay en él, rendir, en cierto modo, un homenaje a una mujer que siempre me resultó sumamente interesante. Sobre todo a esa parte que no aparece en las crónicas.

    Gracias por tus palabras, las llevaré, a través del laberinto, hasta mi memoria.

    Besos y abrazos.

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  18. Es precioso y está muy bien escrito.Eres una excelente narradora.Deberías plantearte escribir una novela,seguro que lo harías muy bien.

    Un fuerte abrazo.

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  19. Gracias, Mila, por el aliento y confianza que hay en tus palabras. Al final, voy a tener que planteármelo… :-)

    Un beso, mi dulce soñadora, te echaba de menos.

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  20. Querida Mari Carmen, con mucho retraso debido al paréntesis del verano retomo las buenas costumbres y me encuentro con este nuevo relato pleno de imaginación, buena construcción y geniales finales como acostumbras (¡eres única, te lo aseguro!).

    Me alegra mucho volver a encontrarte y gracias por tu bienvenida, mutua siempre...

    Un grandísimo abrazo y sigue escribiendo.

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  21. Qué final más insospechado. Toda la narración es fantástica pero el desenlace es absolutamente genial. Te felicito.

    Un abrazo.

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  22. Nines, tú nunca llegas con retraso. Hacer un paréntesis es, más que bueno, necesario, sobre todo para volver, como lo has hecho tú, con la fuerza de una “Tormenta“ perfecta.

    Me alegro de tu regreso y prometo seguir escribiendo si tú haces lo mismo, leerte siempre es un placer.

    Besos y abrazos.

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  23. Qué decirte, Maribel… Gracias, sabes lo que significan para mí tus palabras.

    Besos y abrazos.

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  24. Me paseo por tu blog y es un lujo leerte. Es bocanada de aire fresco en tardes de verano. Un beso.

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  25. Mari Carmen, retomo una frase de la maravillosa narración que nos has regalado en esta ocasión, "La habilidad para controlar tu destino está en ti". Queda muy patente que tu habilidad y sensibilidad para entretejer las palabras de una forma tan creativa e imaginativa está marcando un destino que, sin duda, parece estar estaba reservado para ti. Enhorabuena.

    Un abrazo.

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  26. Genial, Atxia. Es muy original y un precioso homenaje a uno de los personajes históricos más importantes de la historia de Europa y también de las mujeres.
    Gracias y enhorabuena, corazón.
    Todos mis besos!

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  27. El lujo es que te pasees por este espacio, Carmen, gracias por traer el calor tinerfeño en tus palabras. Por algo las llaman Islas Afortunadas… :-)

    Besos y abrazos.

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  28. Alicia, no sé si hay un destino, quizás todo esté predestinado… o quizás no, lo que sí tengo claro es que, desde luego, pasó por tus manos.

    Gracias por tus palabras haca el texto, sabes que siempre las tengo en consideración, eres una gran lectora. Y gracias por tu apoyo y confianza, que no me faltó, ni siquiera cuando dudaba de mí.

    Besos y abrazos.

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  29. Laura, me alegro de que te haya gustado el texto. He disfrutado mucho escribiéndolo, quizás incluso sirva para alguien y saque de él alguna conclusión. Sabes que me gusta reivindicar el papel de la mujer en la Historia, más allá de los papeles que se les asignen, ya sean santas o pecadoras.

    Besos y un fuerte abrazo, mi hada más querida.

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