martes, 31 de julio de 2012

EL NUEVO APÓSTOL
















— Pedro, el maestro nos llama
— ¿Qué quiere, Andrés?
 — Mateo me ha dicho que ha llegado con un nuevo discípulo y quiere que lo conozcamos.
— ¿Quién es?
 — No sé...pero Mateo me ha hablado de su belleza y serenidad.

Pedro y Andrés llegan al huerto de Getsemaní. Al lado de Jesús se encuentra el nuevo discípulo. El rabí sonríe y le mira con afecto. El nuevo se retira la túnica que cubre su rostro y besa la mano de Jesús.

Pedro no puede ocultar su enojo y se da media vuelta. “Cuando Jesús no esté, volverá a ocupar su lugar. Jamás una mujer será portadora del evangelio...”

Y Maria Magdalena fue condenada al silencio.


16 comentarios:

  1. Es un micro con una profundidad y mensaje inmenso, Mari Carmen. Me encanta.

    Ya te echaba yo de menos.. no te hagas tanto de rogar, anda¡¡

    Besos, muchos besos¡

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  2. Realmente me pone la carne de gallina. Cuánta hipocresía, cuánta lucha la de la mujer.

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  3. Vaya segundo libro que vas a sacar dentro de un tiempo...Ya sabes lo que me gustó, temática y formalmente, este relato, cuando lo escribiste para el espacio Gigantes de Liliput en NW. Una extraordinaria defensa de la mujer, precisamente en uno de los lugares donde más tiene que ser defendida dada la tradicional minusvaloración (que contradicción, cuando tanto se habla en ella de la Virgen) del papel de la mujer en la Iglesia.
    Original y brillante, este texto ( y esa magnífica imagen que le acompaña y tan ajustada está al contenido ) conforman una entrada que no va a pasar desapercibida. Me encanta :-)

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  4. Excelente. Como suele ser habitual en ti.
    Un abrazo fuerte

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  5. Me alegro de que lo veas así, Carmen. Ojalá no tuviéramos que escribir este tipo de textos y solo nos limitáramos a dejar volar la imaginación, ¿verdad? Aunque lo verdaderamente triste es que, en este caso, ni siquiera la palabra surte efecto.

    Procuraré no espaciar tanto las entradas, te lo prometo.

    Un beso y miles de abrazos.

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  6. Yolanda, qué alegría encontrarte en este espacio, y, más si cabe, en esta entrada. Siempre es importante sumar voces para denunciar, para luchar... contra la hipocresía y la simulación ante el papel de la mujer en la sociedad y, por desgracia, también en muchos ámbitos privados.

    Gracias por venir, por tus palabras de apoyo, y por dejar un rastro que me ha llevado hacia tu espacio. He disfrutado leyéndote, no dudes que volveré.

    Besos y abrazos.

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  7. Aplaudo lo bien escrito que está y cómo en pocas palabras consigues decir mucho.
    Este microrrelato caerá como un jarro de agua fría sobre siglos y siglos de machismo en el seno de la iglesia.
    Que se fastidien... o mejor, que se jodan.

    Un abrazo.

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  8. No cabe duda que la Iglesia y la Biblia, los textos canónicos que son los que conocemos, han frenado durante su historia la emancipación de la mujer. Desde Eva, la eterna tentadora, hasta María Magdalena, la gran pecadora, la mujer siempre ha sido minusvalorada y desdeñada por parte de la Iglesia. Y esta actitud ni siquiera , a mi modo de ver, entra en contradicción con el papel otorgado a la Virgen. Porque a ella se le despojó de su condición de mujer, para ser única y exclusivamente reconocida su labor de madre.

    Gracias, Emilio, por tus palabras siempre alentadoras, y que amplían el camino hacia la reflexión que yo intento iniciar con mis textos.

    Besos y miles de abrazos.

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  9. Querido Luismi, como suele ser habitual en ti, siempre alentando e impulsando mis palabras. Gracias por estar siempre.

    Besos y abrazos.

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  10. Jose, dudo que este micro consiga siquiera salpicarlos. De hecho, tras siglos de Historia ya ves que todavía continuamos denunciando el machismo imperante en la Iglesia. Los pequeños intentos de apertura, entre algunas voces disidentes de la curia, siempre terminan en nada. Y los pocos pasos que han dado, como dejar que algunas mujeres den la comunión o actúen de capellanas, han sido impulsados por la falta de vocaciones.

    Confiemos en que si es cierto que la fe mueve montañas, quizás algún día consigamos que salgan de su inmovilismo. Mientras tanto...

    Besos y abrazos.

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  11. Atxia, es tan cierto y tan profundo este micro que se eleva a la categoría de GENIALIDAD. Eres muy grande como escritora y lo mejor es que tengo el honor de poder disfrutar tus escritos.
    Un besazo.

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  12. Y yo de compartirlos contigo, Carmen, y de aprender con vosotros y de vosotros para que, de vez en cuando, salgan textos como este que no se si tiene algo de genialidad, pero si de trabajo y constancia.

    Gracias por tus palabras que me han subido los colores :-)

    Besos y un fuerte abrazo.

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  13. Magnífico tema y genialmente tratado, Mª Carmen.

    Desde este semi-exilio de Internet trato de seguiros a todos. Me ha impactado especialmente tu micro, supongo que se debe al hecho de haber leído sobre este asunto cuanto me ha sido posible.

    La Deidad Femenina es una enorme realidad.

    Un beso.

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  14. Qué razón tienes, Manuel, la Deidad femenina es una enorme realidad, y lo ha sido siempre, por eso el empeño en denostarla y mantenerla en el ostracismo.

    Qué personaje tan interesante, ¿verdad? Quizás nunca sepamos cuál fue su realidad. De momento, excepto algunos estudios serios y juiciosos, todo son teorías, algunas, incluso de lo más peregrinas. Pero, aun así, las doy a todas por válidas si sirven para reivindicar su papel en la Historia y en mi propia historia, porque, al menos así lo entiendo yo, soy Maria Magdalena.

    Te echaba de menos :-)

    Besos y abrazos.

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  15. Por suerte y por trabajo de tantos años y de tantas mujeres, las cosas han cambiado desde entonces, al menos a este lado del mundo. Nosotras, además, somos muy afortunadas, hemos encontrado un lugar en el que los compañeros no solo nos respetan, me atrevo incluso a decir que nos admiran. Un beso.

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  16. Cierto, Frida, somos afortunadas. Ha habido una evolución muy positiva en la sociedad, si no que se lo pregunten a nuestras madres… Sin embargo, el salto no es equitativo en todos los ámbitos. Todavía queda mucho para alcanzar la igualdad.

    Un besito.

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