Hay
una gran algarabía en casa del marqués de Fontaine. En el piso superior, los
invitados festejan los platos preparados por Chef François
—el mejor cocinero de París—, en el inferior, Alvar, el aprendiz, mira de
soslayo a François sin comprender la desmesura con la que está cocinando.
—¿No se desperdiciará tanta comida? —pregunta
Alvar.
—Nunca subestimes el poder de las sobras…
—responde François señalando la fila de menesterosos que comienza a formarse en
el patio.
El marqués desciende a las cocinas. Desde el
dintel de la puerta, observa, asqueado, cómo los indigentes se arremolinan
alrededor de la basura que tira Alvar.
—Para que digan que la gula es un pecado de
ricos… —señala el marqués.
—No es gula —increpa François — es hambre.
Hay cosas que nunca cambian: los ricos heredan, en su mayoría, las enfermedades mentales de sus ancestros, y los pobres, el grito ensordecedor del hambre que no les deja dormir ya desde el vientre materno.
ResponderEliminarEs un relato tan obvio que me extraña no haberlo leído antes. Felicidades.
Un abrazo.
Así es, Esther, es de las pocas cosas que escapa a la filosofía de Heráclito. Nada cambia, todo permanece… ¿Hasta cuándo? No veo final para este bucle histórico.
EliminarUn beso grande
Toda una lección de historia en unas pocas palabras. No se puede decir más (y mejor) con menos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, queridísima.
Lo triste es que no sepamos aprender de ella. ¿verdad? En nuestra evaluación pondría: "no progresa adecuadamente".
EliminarUn beso muy grande, corazón.
lComo siempre la abundancia primiendo al necesitado.! La esclavitud señalada en cada época de una forma.Me encanta.
ResponderEliminarAsí es, Diego. A ver si algún día logramos cambiar la palabra “siempre” por la de “nunca”. Difícil tarea, pero el cambio está en nuestras manos.
EliminarUn beso grande.
Tocas el tema de los temas: las clases sociales. Siempre habrán ricos y pobres por mucho que los gobiernos intenten acortar la brecha. En cuanto a la clase media, ya no existe. Se la llevó la crisis. Ahora estamos los pobres y los pobres pobres. Sin embargo, espero que hayamos aprendido algo. Yo a vivir con poco y el valor de la solidaridad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Soñamos con la utopía Pero lo peor cuando los mismos pobres toman como referentes a los ricos y aumentan los más pobres.Qué tristeza.Aprenderemos a Ser más que a tener?
ResponderEliminar