El sol, rojo de ira, se despide dejando a su paso un horizonte de fuego mientras el cielo se llena de brillantes estrellas que esperan, expectantes, la llegada de la luna. Y aquí estás como siempre, convertida en el centinela fiel de mis sueños y mis secretos.
Recuerdo que, en mi mundo egocéntrico de la infancia, tú surgías de la nada para ser mi compañera de juegos, no necesitaba inventarme amigos imaginarios , estabas junto a mi. El mar de La Serenidad y tus llanuras cubiertas de cráteres dibujaban tu rostro iluminando mis viajes nocturnos. A veces, convertida en media luna mirabas altanera mientras me acompañabas, durante kilómetros, hasta que desaparecías tras el horizonte de los edificios de la gran ciudad, sabiendo que mi llegada había sido tranquila y segura. Otras veces mirabas de frente y sonreías con ganas de jugar. Te escondías tras las montañas o las nubes jugando al escondite. Alargabas tus dedos resplandecientes mientras me decías – frío, frío o caliente, caliente- dirigiendo mi búsqueda hasta encontrarte.
Ahora sé que eres un satélite natural de la Tierra, sé que riges las mareas, sé que tu gravedad es importante para mantener el equilibrio en el sistema solar, sé que no luces sólo para mí, pero también sé que tu corazón ansía viajar y soñar, y allá donde haya un soñador o un viajero...iluminarás su camino mientras atraviesas la bóveda celeste bailando alrededor de la Tierra..
Recuerdo que, en mi mundo egocéntrico de la infancia, tú surgías de la nada para ser mi compañera de juegos, no necesitaba inventarme amigos imaginarios , estabas junto a mi. El mar de La Serenidad y tus llanuras cubiertas de cráteres dibujaban tu rostro iluminando mis viajes nocturnos. A veces, convertida en media luna mirabas altanera mientras me acompañabas, durante kilómetros, hasta que desaparecías tras el horizonte de los edificios de la gran ciudad, sabiendo que mi llegada había sido tranquila y segura. Otras veces mirabas de frente y sonreías con ganas de jugar. Te escondías tras las montañas o las nubes jugando al escondite. Alargabas tus dedos resplandecientes mientras me decías – frío, frío o caliente, caliente- dirigiendo mi búsqueda hasta encontrarte.
Ahora sé que eres un satélite natural de la Tierra, sé que riges las mareas, sé que tu gravedad es importante para mantener el equilibrio en el sistema solar, sé que no luces sólo para mí, pero también sé que tu corazón ansía viajar y soñar, y allá donde haya un soñador o un viajero...iluminarás su camino mientras atraviesas la bóveda celeste bailando alrededor de la Tierra..