Miguel
y Gabriel caminan presurosos hacia el Scrinium querelis et rebus. El
archivo general donde se guardan las quejas, dudas y sugerencias que llegan al
Paraíso, en espera de ser revisadas en los juicios finales de los que las han emitido.
Entran en el edificio y suben hasta la planta veinticinco, donde observan un
inusual ajetreo en el pasillo. Decenas de ángeles caminan con premura llevando
cajas y amontonándolas en las habitaciones contiguas al despacho del director,
que les saluda con visible preocupación en el rostro.
—¿Qué
es eso tan urgente de lo que querías hablarnos? —pregunta Gabriel.
El
director, por toda respuesta, le entrega una carta con membrete
del Tribunal Apostólico de la Rota Romana. Gabriel abre el sobre y lee el
pliego que hay en su interior.
—Pero
esto es… es inaudito. —dice Gabriel perplejo, mientras le entrega el
documento a Miguel.
—Y
como esa hay miles más —añade el director—. Ayer nos remitieron la
primera y, desde entonces, no cesan de llegar.
Gabriel
y Miguel se miran, conscientes de la necesidad de contarle lo que ocurre a
Dios. ¿Pero quién se lo dirá?
—Y
si le enviamos al Ángel de la Anunciación. —sugiere Miguel.
—Imposible.
Desde que posó para Rafael, el pintor, está que no hay quién le aguante. Lleva
dos meses de tratamiento con un psicólogo para intentar superar su síndrome de
narcisismo. Como no cambie de actitud, me temo que acompañará a nuestro hermano
Luzbel en el exilio.
—Creo
saber quién puede ser la persona adecuada. —añade sonriente Miguel.
*****
El
sonido de una dulce voz llega hasta Dios que, en ese momento, está
mirando la Tierra aburrido. « Con un poooco de azúcar esa píldora que os
dan, la píldora que os daaan... ».
Sonríe al escuchar cantar a Mary Poppins,
esa niñera, casi perfecta como ella se define, y que tanta gracia le hace.
«…pasará mejor. Si hay un poooco de azúcar, esa píldora que os daaaan satisfechos tomaréis».
Balancea el pie al ritmo de la música, hasta que toma conciencia de qué canción
es, y recuerda que siempre anticipaba malas noticias. A pesar del tono
distendido de su cantar, Dios observa que Mary camina con indecisión y percibe
la mirada que lanza de soslayo, hacia una rosaleda que flanquea el camino.
Escruta entre el ramaje y ve a Gabriel y Miguel agazapados.
—¿Qué ocurre, Mary?
—Yo… me han encargado
que te entregue estas misivas.
Dios las coge. Lee la
primera.
Don/Doña XXX Ha Interpuesto una
querella, ante el Tribunal Supremo de la Asignatura Apostólica, por la
expulsión, sin juicio ni defensa, de Adán y Eva del Edén. Como heredero/a
suyo/a exige le sea restituido el derecho a vivir de nuevo en el Paraíso.
Firma del denunciante
XXX
—¡¿Pero
qué broma es esta?! —dice, mientras la lanza al suelo.
Y
así, una tras otra, hasta que termina de leer todas. Miguel y Gabriel esperan
un ataque de furia al ver la rabia contenida en su gesto, sin embargo, para su
sorpresa, explota con una sonora carcajada.
—Miguel,
Gabriel… salid de vuestro escondite. ¿De qué tenéis miedo? Es atípico el modo
en el que lo han hecho, pero, al fin y al cabo, solo son las mismas quejas de
siempre.
Señor...
—explica temeroso Miguel— el problema es mayor de lo que parece. Estas solo son
unas pocas de las miles que han llegado. Nos
hacen responsables, como al resto de los poderes públicos, de mirar hacia otro
lado mientras se vulneran sus derechos.
—¿Derechos?
—Uno de los cuales,
según ellos, tú les concediste —acota Gabriel— al decirles: «ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta
que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado ».
—Pero esa tierra no
es…
—También argumentan
—continúa diciendo Gabriel— que un padre tiene obligaciones para asegurar la
protección y el bienestar de sus hijos. Y que ahora que no hay trabajo, ni
manera de ganarse el pan con el sudor, recurrirán a leyes que establezcan
los mecanismos administrativos necesarios que los garanticen. Ya se han formado
varias plataformas a lo largo de todo el planeta.
Las manos de Dios se
contraen sobre los brazos del trono, su cuerpo se contorsiona… Miguel y Gabriel
leen la ira en su rostro y temen lo peor. ¿Qué será esta vez? ¿Un
diluvio, un seísmo… plagas?
— Supercalifragilísticoexpialidoso
—interrumpe Mary Poppins.
—No es momento de
cantar, Mary. —señala Gabriel, molesto por la intromisión.
—No es eso... Solo
quiero llamar vuestra atención sobre el hecho de que, a veces, las palabras no
alcanzan a decir lo que se siente. Puede que hayan errado en las formas, pero
no en sus reivindicaciones. Nada lograréis con debates internos, y menos —añade
mirando fijamente a Dios— enviando un cataclismo que diezme a la humanidad.
Vosotros los observáis desde las alturas. Pero no es lo mismo verlo que
vivirlo. Creo que sería conveniente que tú, Señor, descendieras a la Tierra y
cohabitaras con ellos durante un tiempo. Así tendríais la perspectiva exacta de
lo que ocurre antes de juzgar.
*****
Un
grupo de personas se acercan a las puertas del Paraíso. El anciano que encabeza
la comitiva solicita entrar, asegurando ser Dios. Pedro le niega el acceso y
comienzan a discutir. Gabriel se acerca al escuchar el altercado.
—Señor…
Por fin has regresado. —dice Gabriel, mientras Pedro observa la escena
abochornado por no haberle reconocido. Pero quién iba a pensar que ese tipo
demacrado y lívido, casi cadavérico, pudiera ser Él.
—Gabriel,
qué razón tenía Mary Poppins... Ha sido duro, pero he aprendido que solo a través de la recuperación del
inconsciente, de los sueños, se puede caminar hacia una sociedad nueva donde
vivir en plenitud. Ellos lo intentan…
pero no se pueden alimentar quimeras cuando no se tiene el sustento asegurado.
Por eso he decidido dejarles regresar al Paraíso, pero no como propietarios,
sino como inquilinos, a cambio de que trabajen para alcanzar esa utopía que desean
y merecen.
¡Qué maravilla y cuanta verdad encierra! Me ha encantado.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Y a mi me encanta que te haya encantado, mi querida Rosa :-)
EliminarBesos y abrazos
Las cosas más esenciales en la vida de un ser humano no son gratis, porque si lo fueran, no merecerían nuestros desvelos, ni nuestros sueños, ni nuestros suspiros, ni nuestros gritos.
ResponderEliminarHas dibujado una parábola matemáticamente perfecta y, para ello, te has calzado las sandalias del pescador, del pescado y hasta del gusano que todo lo ve desde su anzuelo.
Un abrazo.
Desde luego que no son gratis, Esther. El problema es que, a veces, es demasiado el precio que se nos exige.
EliminarCómo me ha hecho sonreír tu comentario, lo de la parábola es genial. Gracias ;-)
Besos y muchos abrazos
Marii Carmen... sin palabras.
ResponderEliminarGenial, besos
Gracias, corazón :-)
EliminarBesos y muchos abrazos
Que relato tan original. Imaginativo y bien escrito.
ResponderEliminarTe mando un envidioso abrazo :P
Qué alegría tenerte aquí, Jhon… Espero que te sientas a gusto en este espacio y lo consideres como tuyo.
EliminarGracias por el impulso que me dan tus palabras y por ese abrazo ;-)
Besos y abrazos
Desde luego, se trata de un relato muy actual pese a transcurrir ni más ni menos que en las nubes. Hay denuncia social a los poderes competentes para que los más necesitados recuperen ese paraíso que constituye el hogar, pero sobre todo lo dices con un sentido del humor muy refrescante. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mari Carmen, que no quede por seguir proclamando lo que por justicia debieran tener todos. Es verdad que nada es gratis pero es que en la mayoría de los casos no tienen la opción de ganárselo. Tras un envoltorio amable se ha descubierto el problema de la injusticia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un beso muy fuerte. Siempre sorprendiendo
ResponderEliminarQue siga brillando esa luz que mana de tus ojos... un año mas y siempre.
ResponderEliminarun beso
José Antonio, Alicia, Luismi, Antonio, gracias por vuestra generosidad y palabras de aliento que siempre me acompañan. Saberos cerca es una de las mejores recompensas que concede la escritura.
ResponderEliminarBesos y abrazos a repartir.
Ya casi estamos de parto y ya ves sigo creyendo en esas utopías, que nos hacen libres y no esclavos. La luz es mas intensa cuando caminamos y las sombras se diluyen a cada paso que damos. Los sentimientos se acumulan siguiendo el rastro de pisadas de antaño.
ResponderEliminarun año de recuerdos que nos hacen soñar que el pasado esta hay y nos sale al paso y yo pobre jornalero de las letras mal puestas seguiré caminando mientras este corazón ya cansado siga tañendo sonidos de guitarra de la Andalucía del llano.
un beso
y
Feliz año 2015.