Medusa mira a su
amante que yace a su lado convertido en piedra. Se levanta del lecho y saca la
mejor túnica del armario. Tras vestirse, busca su reflejo en el espejo empañado
por el calor y la humedad de la gruta. Traza, apartando el vaho de la
superficie, dibujos despreocupados, hasta que su mano toma el control y perfila
su bello rostro. A su espalda, percibe un destello metálico. Busca en el
cristal el objeto que lo emite y ve a Perseo que, protegido por un escudo,
camina hacia ella. No se gira, no hace nada para detener el camino de la
espada… Sonríe al saberse mortal. No desea vivir sin sentir, de nuevo, el calor
de una mirada enamorada.
OFRENDA
Hace 2 días
Bella historia.
ResponderEliminarTodos juzgarán la decisión de Medusa: unos la calificarán de cobarde, débil; otros elogiarán su valor; pocos entenderán que ella era humana.
La soledad tiene muchas caras y sus muecas son corrosivas.
Un abrazo.
EliminarSolo los que entiendan el significado de la palabra humanidad buscarán la cualidad en la historia, Esther. Gracias por hallarla :-)
Besos y muchos abrazos.
Reverencia, reverencia, reverencia...
ResponderEliminarEs de lo mejor que has escrito, niña dulce, perfecto en todo.
Besos, muchos.
Gracias por tu generosidad y entusiasmo, Vichoff. A veces, suena la flauta y se acierta ;-)
EliminarBesos y muchos abrazos.
La maldición de la soledad no respeta raza ni condición, y creo, de un tiempo a esta parte, que quien piensa en los demás no está solo.
ResponderEliminarTu humanización del monstruo de la mitología clásica resulta brillante, como si Mary Shelley te hubiera alumbrado un segundo.
Un abrazo.
José Antonio, no podrías haberme hecho mejor halago que el de comparar mi monstruo con el de esa extraordinaria escritora y mujer. Si admitimos que dentro del Ser humano puede haber una chispa de maldad, ¿por qué no buscar dentro de los monstruos la humanidad?
EliminarGracias por ese segundo de iluminación :-)
Besos y abrazos.
Para cuándo el próximo libro? me tienes que dar tu dirección para hacerte llegar Mala letra que por cierto presentó Sabina, la viuda de Blas de Otero. Hablamos. Un beso
ResponderEliminarQuién sabe, Luismi, pero te aseguro que serás de los primeros en saberlo. Aunque, de momento, lo que toca es disfrutar de tu “Mala letra” y alegrarnos por ese premio tan merecido. Cómo me hubiera gustado estar en el acto… En fin, me conformaré con ver las fotos y leerte, que no es poco :-)
EliminarBesos y muchos abrazos.
Qué texto tan precioso...
ResponderEliminarEnhorabuena, preciosa.
Gracias, cielo. Me gusta que te guste :-)
EliminarUn beso grande
Pero bueno, ¿dónde estaba yo que no dije nada de este texto hace tres años? Tóooorpe se mí. Más vale tarde. Genial, Mari Carmen. Lleno de vida, con la espada de la muerte en el azogue. ¡Mundo contrario este!. Felicidades, escritoraza. Besos.
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