El viejo barquero revisa el armazón de su barca en
un astillero improvisado en la orilla del río. Coge una lija para retirar los
restos de pintura descascarillada, cepilla, pasa la mano para sentir la
suavidad de la madera y vuelve a lijar. El perro que está a su lado mueve la
cola, impaciente, reclamando su atención.
—Tú también estás hastiado,
¿verdad, compañero? —le dice, mientras le acaricia la cabeza—. ¿Recuerdas
cuando la gente esperaba, formando grandes hileras, para que los trasladáramos
a la otra orilla? Pero llegó la crisis y encontraron el modo de alcanzarla más
plácidamente y sin coste alguno… y con ella, el olvido. Conozco cada
roca, cada banco de arena, cada corriente… y, sin embargo, no sé qué es una
sonrisa, una mirada enamorada o el calor de una mano amiga. ¿De qué sirve tanto
dinero acumulado? El mundo es mucho más que este río. Amo mi trabajo, pero
sé que encontraré la manera de realizarlo lejos de aquí. Tal vez en el
estanque del Retiro o incluso he pensado en ir a Venecia y ofrecer mis
servicios como gondolero. Lo único que lamento es que tú, mi fiel amigo, no me
puedas acompañar.
Desde entonces, se escuchan los
aullidos lastimeros de Cancerbero que, transformado en perro, busca a Caronte
al anochecer
Tal vez, esta obsoleta maestra haga lo mismo que tu viejo barquero.
ResponderEliminarEl mundo se hace cada vez más grande para unos, y más pequeño para otros.
Voy a imaginar que el viejo marinero encuentra su jardín de las delicias, donde no existe la palabra "prisa" y en el que tiene cabida su noble compañero.
Un abrazote.
Esther, dudo que tú estés obsoleta, solo hace falta entrar a tu blog ( http://verifabulas.blogspot.com.es/ ), para ver que tienes mucho que enseñar y de un modo muy original.
EliminarSobre las prisas… Me temo que es una enfermedad con la que tenemos que convivir. Tengo un compañero, Luis Miguel Rodrigo, que ha escrito “Tratado sobre las prisas”. Un libro que ayuda y enseña a gestionarlas, pero todos mis propósitos de enmienda se diluyen en el día a día :-) No obstante, te acompaño a imaginar. También a mí me gustaría encontrar acomodo para su noble compañero.
Un beso grande
Me pregunto cuál será esa forma de "alcanzar (la otra orilla) más rápidamente y sin coste alguno". ¿En patera? Porque la incineración vale una pasta. En cualquier caso, tocas uno de mis temas favoritos: la muerte. Debe ser porque mi signo es Escorpio. Y si hasta una desgraciada como la parca tiene un fiel amigo, entonces que vengan las crisis que quieran.
ResponderEliminarUn abrazo.
EliminarQué razón tienes, Jose, menudo negocio es el de la muerte. Verdaderos emporios se han levantado gracias a él. Sin embargo, la crisis a la que me refiero, en un juego entre realidad y ficción, es de creencias. Ya no hay ninguna religión que exija un óbolo para cruzar al otro lado. Ahora, quienes han regresado del más allá aseguran que el pasaje es directo, aunque hay que reconocer que eso le quita un poco de magia y misterio, ¿no crees?
Besos y abrazos, querido escorpio. Y recuerda que tu signo no solo está unido a la muerte, sino a la resurrección, al cambio… a destruir para reconstruir.
Ya sé que hay amores que matan pero, la verdad, no creo que sea buena idea venirse al estanque del Retiro. Espero que elija alguna laguna Estigia y se acuerde de su compañero.
ResponderEliminarBesitos.
Pues tan poco es tan malo el estanque del Retiro, yo, al menos, me lo pasé muy bien girando, que no remando, en una de sus barcas. He estado investigando sobre el asunto y hay quién asegura que lo vieron en los canales de Brujas, en Ámsterdam, a bordo de un barco pirata según algunas crónicas… en incluso, no te lo vas a creer, que fue el autor de esa canción de Eurovisión y que decía: “Ay, ¿quién maneja mi barca, quién? Que a la deriva me lleva…”
EliminarUn beso grande, querida profesora.
Me quedé en "Desde entonces. ". Y si, el mundo es mucho más que nuestros ríos, sólo no abrimos los ojos, o no lo queremos ver.
ResponderEliminarHoy justamente estuve lijando una vieja silla de madera, pintura y otra vez a la "vida". Quizás se trate de revisar...
Saludos grandotes, Mari Carmen.
Y lo es, querida Luna. El mundo es mucho más que lo que vemos o apreciamos y siempre en movimiento, puesto que nuestras decisiones, recuerdos, sensaciones… cambian constantemente nuestra manera de percibirlo. Por eso, como bien dices, de vez en cuando hay que revisar, dar otra capa de pintura y de nuevo a la vida :-)
EliminarBesos y muchos abrazos
Mari Carmen, en este texto acaso pudieras mostrar un aspecto de la cruda realidad actual, la de que, al parecer, no se puede anclar uno en un oficio del “pasado”. La sociedad, en general, está sufriendo una involución a la que nos habremos de adaptar reciclándonos o ampliando nuestra formación por necesidades del riguroso guión que otros, movidos por sus intereses, andan escribiendo. Se entre, o no, en la rueda de lo que llaman “progreso”, son muchos los casos en los que, desgraciadamente, se acaba pagando un precio, desde dejar la misma vida hasta, como tú bien indicas en tu texto, dejar a alguien en el camino.
ResponderEliminarSiempre es un placer detenerse a reflexionar sobre lo que nos sugieren tus textos. Acaso no vayamos por el camino que nos indicas, sin embargo el viaje siempre es muy productivo.
Un fuerte abrazo.
Como dijo Unamuno, “el progreso consiste en renovarse”. Todo un reto que debemos aceptar.
EliminarEs curioso que “el cambio” es lo único constante durante toda nuestra existencia. La vida —al menos así lo creo yo— debe ser un continuo aprendizaje. Hay que evolucionar y exigirse para lograr ser cada día mejor y más sabio. Es necesario aprender a abandonar lo que ya no es útil, despojarse de ello y saber mantener lo que sí que es favorable para seguir el camino.
Gracias, Alicia, por compartir esta reflexión. Siempre es un placer evolucionar y caminar a tu lado. Un pasito más :-)
Besos y muchos abrazos.