Nahia enciende el ordenador. En la barra de
herramientas, una luz parpadea avisándola de que tiene un email nuevo en la
bandeja de entrada. Abre el correo. Es un mensaje de Luis notificándola que, a
las 20:00 horas, estará esperándola en el chat. Mira el reloj, las 19: 20.
Los
minutos pasan lentamente y Nahia comienza a ponerse nerviosa. Como un animal
enjaulado camina por el apartamento sin saber qué hacer. Prepara una infusión,
enciende la televisión... Nada la serena ni tranquiliza. Abre la puerta de la
calle. Su corazón comienza a palpitar a gran velocidad. Su visión se vuelve
borrosa. “Imposible, no
puedo hacerlo.” Se dirige al cuarto de baño y abre el armario que
hay sobre el lavabo. En el estante de arriba están los antidepresivos y
ansiolíticos que toma de forma habitual desde que, hace unos meses, nueve para
ser más exactos, se le diagnosticó Trastorno de pánico.
Todo
comenzó un día en el que, sin causa aparente, mientras estaba en el
metro, comenzó a sentirse mal hasta el punto de perder el conocimiento. Desde
entonces, los episodios de pánico habían convertido su vida en un abismo. Y el
miedo, como un parásito adosado a las paredes de su cuerpo, había tomado el
control de su vida, hasta el punto de no poder dar un paso más allá del jardín
de su casa. Todo su universo, aquél que había edificado con dedicación y
esfuerzo, se había desmoronado.
Las
19:35. Nahia mira por la ventana. Los transeúntes pasan por la calle ajenos a
su particular infierno. “Qué
ironía, mi realidad se ha trastocado. Vosotros sois los espectros que habitan
mi realidad virtual, aquella que no puedo alcanzar. La otra, la veraz para
mí, se encuentra tras una pantalla del ordenador. Esa es mi conexión con
la vida. Un solo clic, y puedo completar mis necesidades físicas y, sobre
todo, las emocionales... Aquellas que, por vuestra incomprensión, me negáis.”
Las
19: 55. Nahia se sienta frente al ordenador. Busca entre los favoritos la
dirección del foro. Sonríe al teclear la clave de acceso. Es consciente de que
esa palabra, Ágora, es el anagrama que la acerca hacia su Libertad.
Una escritora capaz de entrar en la cotidianidad de personajes que se acercan tanto a la realidad, que es capaz de inventarse a partir de su captación de la misma una historia fantástica - pero que a todos nos suena cercana - que es capaz de jugar con los conceptos y trastocarlos para que lo normal parezca anormal y viceversa y un personaje que, por otro lado, no es un fantasma etéreo sino alguien con el que nos podemos cruzar en silencio en cualquier pasillo o esquina... en fin, y todo contarlo con fluidez, con juegos de palabras e intenciones, con soltura y oficio...En fin, una vez más demuestras que eres una magnífica narradora y en todas las distancias. Tu blog - y tu libro, Patchwork, aunque pronto aparecerá el segundo, eso esperamos - son una clara demostración de que tu amor por la literatura y la lectura, acompañada por tu vocación, imaginación y trabajo, hacen de ti una de las buenas, muy buenas, escritoras del momento. Sin duda, una de las mejores del Pais Vasco y también del resto del territorio del Estado. Me encanta leerte. Y creo que no es pasión de amigo, sino constatación de lector.
ResponderEliminarGracias, Emilio, por tus palabras y ánimos que nunca me han faltado desde del inicio en mi camino como escritora. Sabes que sin tu empuje y fe ni mi blog ni Patchwork serían una realidad. Como lo estarás tras el segundo libro, que lo habrá, de hecho, prácticamente está terminado. Pero en la vida hay que priorizar y, en este momento, la prioridad está en ayudar, en la medida que pueda, junto a otros compañeros, en la remodelación de la red social Netwriters, que ha llegado a convertirse en un referente literario importante. Como bien dijiste en ella: “Primero fue la creación, ahora… la evolución”. Y a mí me gusta evolucionar, sobre todo si, como en este caso, es a mejor.
EliminarBesos y abrazos.
Sí, Mari Carmen, sí.
ResponderEliminarLo virtual va mutando en realidad, y la realidad va mutando en virtualidad.
Son como lanzas que rompen el cielo cibernético. Los ojos de la máquina. Los ojos del yo digital.
Sí, Mari Carmen, sí.
Esta plaza pública digital planetaria va tomando cuerpo físico en todos.
Y los ataques de pánico están aquí, sobre el ratón, sobre el teclado.
Excelente, este texto.
Un beso.
EliminarMás que mutación, Santiago, es fusión, porque no son dos mundos equidistantes, sino que forman parte de la misma realidad. Como bien dices, se convierte en una plaza pública digital planetaria que nos aporta, además de las formas tradicionales, otro modo de relacionarnos y comunicarnos. Y en eso, querido amigo, tú fuiste un precursor y visionario.
Los ataques de pánico están ahí, cierto, pero, ¿quién dijo miedo? :-)
Besos y un fuerte abrazo.
De una casa destruida, las hormigas recomponen su nueva cabaña... Poco a poco... Lentamente, seguras de sus fuerzas, son capaces de todo. Incluso de sobrevivir a su propia muerte.
ResponderEliminarTu cercanía es real cuando tus dedos presionan las teclas de tu mente y las trasformas en vida cotidiana, tan necesaria en estos días, Mari Carmen
un beso
Qué interesante comentario, Antonio, y qué bonito lo que dices de las teclas de la mente… Es una imagen sugerente y preciosa. Gracias.
EliminarBesos y abrazos.
Otra incursión en las zonas inhóspitas del otro. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarCuántas conocerás tú, querido amigo… Muchas veces pienso, conociendo tu inmensa empatía, lo doloroso que tiene que ser tu trabajo como psicólogo clínico, aunque también tiene que ser reconfortarte poder ayudar.
EliminarBesos y muchos abrazos
No sé si todos somos un poco ya como Nahia, pero a los hechos me remito: durante la tradicional quema de las Hogueras de este año hubo casi tantos móviles grabando el acontecimiento como personas congregadas. Tu relato me recuerda también la película "Los últimos días" (Álex y David Pastor, 2013), donde una especie de pánico al exterior se apodera del mundo. Yo opino que hay que fomentar las relaciones de todo tipo, tanto virtuales como reales, pero, sobre todo, hay que relacionarse con uno mismo, conocerse, para ser razonablemente feliz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo no veo nada malo en que las tecnologías estén al alcance de todo el mundo, Jose Antonio, la pena es que no lleguen a todos los rincones del mundo. Porque donde algunos ven personas autistas y adictos al universo virtual, yo veo gente que se relaciona, que aprende, que evoluciona… Te aseguro que nunca he visto tantas sonrisas en el metro, como desde que se ha puesto de moda el wasp por ejemplo.
EliminarLo importante, como bien dices, es fomentar todo tipo de relaciones, independientemente del formato que se elija —nada excluye nada—. Todo tiene su parte positiva y la negativa, que depende del uso que se dé y de la forma de entender las cosas.
Besos y muchos abrazos.
Qué bueno, niña dulce, qué bien escrito.
ResponderEliminarY ya sabes que te lo digo desde la más absoluta objetividad.
Un abrazo enorme.
EliminarLo sé, cielo, por eso me alegro de que te haya gustado. Tengo muy buenos maestros, malo es que no hubiera aprendido algo de vosotros :-)
Besos y muchos abrazos.
Miraba tus enlaces AMIG@S, y no, yo no puedo comentarte literariamente. Te escribo hoy para decirte que me pusiste de cabeza.
ResponderEliminarSabés, trabajo mucho con la computadora. Es un mundo increíble por sus posibilidades, pera está la otra parte, la real, que es la más importante.
Un placer como siempre, ya repetido pero no cabe otra emoción que el placer cuando te leo.
Saludos enormes, y hasta pronto.
Lo que hay que intentar, querida Luna, no es anteponer una parte a otra, sino lograr que sea una sola con el doble de posibilidades. Como la que me ha permitido conocerte y a ti atravesar ese océano separa nuestros países, aunque no nuestras mentes.
EliminarBesos y muchos abrazos.
Mari Carmen, cualquier lugar de reunión y comunicación es bueno siempre y cuando no suponga cerrar puertas a otros lugares.
ResponderEliminarEstremecedor lo que has contado de forma tan sublime.
Un abrazo.
Cierto, Alicia, lo importante es buscar el equilibrio, sumar y no restar… Complicado porque el día continua teniendo veinticuatro horas, ¿verdad? ;-)
EliminarNo me alegro de haberte estremecido, pero sí de que te haya gustado.
Besos y muchos abrazos.
Tienes una forma tan elaborada de contar vivencias y sentimientos que uno queda enseguida atrapado y, al menos yo, necesita releer la historia para impregnarse de ella y absorber toda su esencia. Hermoso e interesante relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este relato me encandiló la primera vez que lo leí. Me sigue gustando como el primer día. Es una historia estremecedora y a la vez tan cercana... (de nuevo el silencio de los puntos suspensivos ;-)).
ResponderEliminarFantástico relato.
Un abrazo, querida Atxia.