El
anciano al que los otros indigentes apodan el loco escribe en
su cuaderno. Nadie sabe quién es. Unos dicen que un escritor, otros, por su
conocimiento del griego, que un profesor… Él dice llamarse Momo y asegura que es
el dios de los escritores y poetas. Cuando alguien le pregunta por qué escribe
constantemente, responde que los dioses le desterraron del Olimpo y le quitaron
su poder para inspirar a los hombres, pero que no podrán acallar su
presencia crítica e inteligente.
Solo Ironía, su
perro, conoce la verdad. Él es quién vigila sus más íntimos secretos cuando, al
anochecer, el anciano descansa en su gran caja de cartón con la palabra frágil bien
visible.
Tienes una sensibilidad especial y una forma de plasmarla en Literatura poco común.
ResponderEliminarUn beso grande.
La sensibilidad no es solo de quién escribe, sino de quién lee :-) Gracias por tus ánimos.
EliminarBesos y muchos abrazos.
Qué maravilla, niña dulce...
ResponderEliminarTu pluma es un varita mágica que toca el corazón.
Un abrazo enorme.
Y tiene la suerte de encontrar muchos corazones y muy grandes en su trayecto. Gracias por abrir el tuyo.
EliminarBesos y muchos abrazos.
¿Quien es capaz a resistirse ante un relato así? Leerlo nos invita a escarbar en nuestra mente en busca de eso que tenemos por escribir. ¿Frágil?... ¡no!: intenso.
ResponderEliminarPues saca tu pluma, Manuel, y comienza a hacerlo. Si algo de lo aquí leído te sirve de inspiración me siento más que afortunada.
EliminarBesos y muchos abrazos.
Otra instantánea de la desolación.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte
De la desolación... Pero también de la dignidad, Luismi. De eso tú sabes mucho, mi querido disidente :-)
EliminarBesos y muchos abrazos.
Todos somos muy frágiles sin querer admitirlo. Tu lo defines con tu pluma de ala de cisne.
ResponderEliminarun beso y gracias.
Cierto, Antonio, todos somos frágiles y reconocerlo es, aunque algunos crean lo contrario, nuestra fortaleza y humanidad.
EliminarGracias por tus palabras y aliento.
Besos y muchos abrazos.
Vivo en un lugar donde la prepotencia, la ignorancia, la ingenuidad, la sabiduría, la locura y el desamparo se mezclan de tal manera que resultan esperpénticos los juicios de valor y las condenas al ostracismo.
ResponderEliminarPor fortuna existen personas capaces de romper "el corsé" y dignificar a quienes otros desecharon.
Un abrazo.
Lo primero que debo hacer; Esther, es disculparme por no haberte contestado hasta ahora ni haberte dado la bienvenida que te mereces. Vivimos en el mismo lugar, no hay duda, y no te falta razón en lo que dices. Qué triste es tener que exigir y proteger lo que yo considero más un valor intrínseco al ser humano que un derecho. Pero ellos mismos se definen con sus actitudes ante los que han desechado.
EliminarGracias por tu comentario y visita. Espero que sientas este espacio como tuyo.
Besos y un fuerte abrazo
Momo, ironía, frágil.
ResponderEliminarMomo es una niña, bueno es este aciano. Bueno, las dos cosas. Y vive en las afueras. Como tú, como la mayoría de nosotros, de todos los que escribimos, que siempre estamos en la periferia de todo, o de casi todo.
Ironía es un perro desleal que dice las cosas tan claras que de tanta claridad nos deja ciegos. Y no vemos. No veremos ya nunca más lo que realmente es digno de ser visto, a Momo anciano, a Mono niña, por ejemplo.
Frágil... Sí, me siento así ante tanta inmensidad y tanto infinito y tanta eternidad, algo así como lo que un día escribió un amigo mío, nuestro, de Juan Ruiz de Torres hablo. A saber:
Mundo: aire y agua y arena, y por breves instantes, un átomo de vida.
Me gusta este micro, Mari Carmen. Y ya ves, explota en el cerebro del lector, y le lleva de aquí para allá; hasta Italia, por lo menos.
Desde la inmensa tristeza del corazón de Momo, un beso.
La verdad, mi querido Santiago, es que llevo días sin saber realmente qué responder a tu comentario. Dices tanto… Y he pensado que te pareces mucho a mi Momo. Vives en la periferia de las cosas, es cierto, pero siempre escribiendo, registrando… y por qué no, desafiando a los dioses y a algún que otro humano ;-) Comparte la tristeza de su corazón, pero no la sientas, tienes muchas razones para ser feliz.
EliminarGracias por tu compañía, por tu aliento… Por ser y estar.
Besos y muchos abrazos.
Todos los que escribimos nos hemos sentido alguna vez indigentes que llaman a las puertas del cielo. Qué sería de nosotros sin unos gramos de ironía que poder esnifar para huir de aquellos que se empeñan en reducirlo todo. Porque, en el fondo, nos gusta vivir en la calle. Y no rendir cuentas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es verdad, Jose Antonio, la ironía nos aísla en cierto modo de las condiciones adversas que, a veces, nos rodean y nos ayuda a empatizar con las respuestas y reacciones de los demás. Y es cierto que somos callejeros, tal vez, porque es allí donde habita la Literatura y, por ende, nosotros también.
EliminarGracias por tu compañía y paciencia, mi querido crápula.
Besos y abrazos.
Ha trascurrido una vida repleta de años. Repleta de sentimientos bien encauzados, por los laberintos y vericuetos del rio que, me guía y me conduce a la mar de los suspiros.
ResponderEliminarEra una madrugada. Año 1948… En plena sierra, en su cortijo alguien gemía, ladraba, lloraba de melancolía y rabia. Una cuerda lo atrapaba a una morera en el patio de la casa.
Sus gritos aun retumban en mis oídos y se enmudece mi alma. Él veía que nos alejábamos y no nos vería mas…, el animal ladraba con rabia. No eran ladridos eran sollozos ya que sus ojos lloraban, lágrimas envueltas en fuego que mi corazón notaba.
Paso un año y al retornar a su habita, pregunto por él y León no estaba: se negó a comer, no vivía ni agua. Se murió de pena una madrugada. -Lo enterramos al pie de la choza- -le dijeron- . La separación muchas veces Mata.
Molina 10/06/14
n beso chavala
Ojalá algunas personas tuvieran la mitad de humanidad que muchos de los animales… Emotivo relato, Antonio, gracias por compartirlo.
EliminarBesos y muchos abrazos.
Mari Carmen, deseemos que la Literatura no se quede en una simple denuncia de lo injusto e intolerable y vaya más allá de esas imágenes que se proyectan en la misma. Recuperar la imagen y remover sensaciones de empatía acaso sea el primer paso para ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo es, querida Alicia, sobre todo porque muchos autores escriben desde la responsabilidad sin caer en el moralismo, mostrando y enseñando lo que de otro modo quedaría en el anonimato. Y esos personajes ficticios, que se mueven por escenas y ambientes que los lectores sabemos reales, duelen… Pero precisamente ese dolor del conocimiento es el que debe ayudar a reparar el daño.
EliminarBesos y muchos abrazos.
Quizás la fragilidad sea el refugio de tantas voces olvidadas...
ResponderEliminarSaludos hasta allá, mi admirada Mari Carmen.
EliminarPuede ser, mi querida Luna, pero esas voces tienen derecho a ser cuidadas, reparadas, acompañadas… escuchadas, porque sus historias son parte de nuestra propia historia, aunque a veces lo olvidemos.
Besos y muchos abrazos.