Abeke lanza los cauris sobre la estera
para saber qué le dictan los espíritus a través de sus bocas. De los dieciséis
caracoles tan solo uno ha quedado con la abertura hacia arriba. Un destello
dorado cruza su mente. Mientras intenta decodificarlo en su misterioso mundo
interior, tira de nuevo los cauris. Esta vez son siete los que hablan: « No
cruzar… la fosa está abierta…». Mira las caras de sus compañeros que esperan
ansiosos el resultado de la consulta para lanzarse al asalto de la valla
fronteriza. No acaba las palabras ante la determinación que ve en sus miradas.
Amanece. Abeke llora,
mientras el sol se refleja sobre las mantas de material dorado que cubren los
cuerpos de los muertos.
Estremecedor...
ResponderEliminarGracias, querida amiga.
Un beso.
Como es la realidad, Carmen. Aún no se ha diluido en mi mente la imagen de los cuerpos de inmigrantes sobre la palaya, cuando el dolor vuelve a encaramarse a una alambrada. Es tan terrible…
Eliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=sq3crrodF5U
Gracias a ti, cielo.
Besos y abrazos.
Esto es el pan nuestro de cada día, amiga.
ResponderEliminarLos espíritus de los pobres llamando a esta puerta cerrada.
Un beso
Luismi tiene en su blog unas palabras que siempre me hacen pensar. “De la ruta a la rutina no hay más que dos pasos y dos letras”. Y lo triste es pensar que el final de su ruta se está convirtiendo, como bien dices, en nuestra rutina. Pero si no partamos la vista y miramos con generosidad, la vida será igual de dolorosa que lo es a veces, igual de injusta... pero más solidaria. La esperanza, entonces, no sería solo un sueño para ellos.
EliminarBesos y muchos abrazos, querido amigo.
Siempre hay compromiso social en tus textos. Los problemas de los demás son tus problemas. No eres pesimista, solo retratas el mundo tal y como funciona. Tampoco somos los escritores un oráculo para dar soluciones. Bastante granito de arena supone que una sola conciencia se enturbie con la claridad de tu denuncia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, José Antonio, por entenderlo así. No te imaginas lo feliz que me haces. Siempre temo incomodar o afligir con mis textos, pero no está en mi ánimo hacerlo. Como dices, solo retrato lo que veo, poniendo todo mi corazón y respeto para buscar ese rayo de esperanza que sé existe en algún sitio.
EliminarBesos y un fuerte abrazo
Mari Carmen, sensible y desgarrada la respuesta que das siempre ante la triste realidad que nos toca observar ante ciertas situaciones duras y dramáticas como lo es esta en la que te has basado para elaborar este texto. Una tragedia que debiera de llegar como una punzante saeta a las conciencias de los que tienen en su mano la solución.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que no puedo quitármelo de la cabeza, Alicia, me duele su desesperación. Cómo tienes que estar para arriesgar lo único que poseen, la vida, por un sueño muchas veces inalcanzable. ¿Qué es de ellos cuando los deportan? ¿ Y cuando los retienen en Marruecos? Yo he visto en Marruecos dar una paliza a la policía a un niño de unos nueve años en la calle. Y esa imagen no se borrará nunca. Ese es mi miedo, ese es mi temor.
EliminarBesos y muchos abrazos.
Ay, niña dulce... tienes una manera de llegar al corazón...
ResponderEliminarY qué bien escribes, jodía.
:-)
Mil besos, preciosa.
Gracias, cielo, sobre todo por lo de jodía :-) Tienes la virtud de hacerme sonreír siempre.
EliminarBesitos
La puta realidad contada con amor.
ResponderEliminarBesssísimoss, Mari Carmen.
Y qué otra cosa podemos hacer, Ana, sino poner amor. Como recomienda un proverbio chino, intento todos los días arreglarme el corazón. Por suerte os tengo a mi lado para lograrlo.
EliminarBesos y un fuerte abrazo.
La Solateras tiene razón . Escribís el dolor desde el corazón.
ResponderEliminarPienso en el futuro, en los muchos sueños, en la esperanza por cumplirlos aunque la vida nos ponga vallas.
Saludos hasta allá, Mari Carmen.
Hasta pronto.
Y en eso es lo que hay que pensar, Luna. Aunque la vida nos coloque vallas, aunque la realidad, a veces, se vuelva obstinada. No cambies nunca. Como dices en uno de tus poemas: “Después de las cenizas alguna belleza sutura las heridas”.
EliminarBesos y miles de abrazos que te alcancen en la otra orilla.
Una bofetada de realidad. Ojalá la leyeran quienes tienen la responsabilidad de evitar que sucedan atrocidades como las que se narran en este magnífico relato.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Ojalá, Pedro… Pero no cejemos en el empeño de soñar con el cambio. Como dijo Séneca, Los deseos de nuestra vida forman una cadena, cuyos eslabones son las esperanzas. Que la cadena no se rompa, al menos, por nuestra culpa.
EliminarBesos y muchos abrazos, compi.
Me deja sin palabras el relato, Mari Carmen. La imagen del final es tan brutalmente desolada como excepcional en su poética. No puedo por menos que felicitarte por poner el dedo en la llaga, tan magníficamente, de una de las mayores atrocidades a la que estamos asistiendo.
ResponderEliminarUn abrazo inmenso, compañera.
Gracias, Nines, por ese abrazo que te devuelvo con todo mi cariño, porque sé que miras la vida de frente y que te duele, como a mí, la realidad.
EliminarBesos
Desgarrador, como la realidad que retrata.
ResponderEliminarTienes la habilidad de tratar lo más duro poniendo siempre en tus textos una especie de halo compasivo, de bondad esencial...
Un abrazo, querida amiga.
La misma bondad y empatía que nos une en el tiempo y espacio, Mare. Aquí estás tú, junto al resto de los compañeros, abriendo tu corazón.
EliminarBesos y abrazos, cielo.
Hay miradas que hablan... no necesitan mover sus labios ni inhalar el aliento para sentirlas y mirarlas. Son mosaicos que salen del brillo de ojos que aman...
ResponderEliminarun beso
Y hay miradas, Antonio, que no solo ven, sino que saben leer, observar y retener las cosas para interiorizarlas y crecer como ser humano con ellas. Gracias por hacerlo.
EliminarBesos y un fuerte abrazo
Lo primero que quiero, antes de contestaros, es pediros perdón por el retraso y agradecer vuestra infinita paciencia conmigo. Qué grandes compañeros y amigos sois… GRACIAS.
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