"Esa certeza que se vuelve duda
mata en columna de a uno cuanto encuentra…
(Manuel Martínez-Carrasco)
Tengo que hablar con Dios, Gabriel...
—Ya puedes archivar este expediente, Gabriel. ¿Hemos terminado por hoy, no?
—Solo falta que recibas a
Náira. Le habías citado a las 12:00 y nos está esperando.
—¿Náira? Lo había olvidado…
Cómo si no tuviera bastante con las cosas de Lucifer y las súplicas y quejas de
los humanos, para, además, tener que preocuparme de tonterías, seguro que
es una memez lo que le trae. En fin, que pase.
Náira, nervioso y
visiblemente consternado, se sienta y, sin decir ni una sola palabra, le
entrega a Dios una carta. En el sobre, el membrete del gabinete psicológico
para la transmigración de almas, y dentro este texto: “Tras un exhaustivo
examen del caso, y habiendo sometido al paciente a varias sesiones de análisis terapéutico, se recomienda le sea concedida la baja temporal en su actividad. Diagnóstico:
Trastorno de ansiedad y depresión”
—Esto es inaudito... –dice
Dios, mientras rompe el informe en mil pedazos-. Es la primera vez en la
Historia que un ángel de la guarda pide la baja. Y mira que ha habido casos
complicados… ¿Acaso quieres que cunda el ejemplo?
—No, claro que no. Pero es
que… D. Juan… me supera. Es un narcisista, misógino, osado hasta la temeridad,
no respeta ninguna ley humana o divina…
—Tu función no es juzgar,
Náira, para eso estoy yo. Tú solo debes aconsejarle, salvaguardarle, sin
alterar su libre albedrío y, por supuesto, ser… la voz de su conciencia
—No se trata solo de él y ni
de mí... Es que me está creando problemas con otros ángeles de la guarda que me
recriminan que hago mal mi trabajo. Se quejan de que, por no saber yo encauzar
el camino de D. Juan, algunos de sus protegidos descubren en él un espíritu
rebelde y libre, y, atraídos por su ejemplo, comienzan a imitar sus actos.
—Pero eso son cosas de
jóvenes, la inmadurez que les hace protestar. Con el tiempo aprenderán que el
sueño de vivir en libertad absoluta es una quimera... a la que, desde luego, no
se llega por el placer como único fin de las acciones. Hay que dejar que el
tiempo realice su trabajo.
—Pero, Divinidad, cualquiera
pensaría al oíros, que disculpáis sus andanzas, como si solo fueran pequeñas
travesuras. ¿Acaso no recordáis el día que traspasó las puertas del
convento para seducir a Doña Inés y sus consecuencias? Ese día, todos pudimos
sentir vuestra furia.
—Nada queda disculpado ni olvidado. Cuando llegué el momento pagará por sus pecados. Pero, mientras tanto, deberás continuar a su lado. Si te sirve de ayuda piensa que D. Juan está encerrado en una cárcel, cuyos barrotes son sus propios deseos, y que tú, con tu capacidad y trabajo, con paciencia, serás capaz de limarlos.
—No, no… ¡Quitadme las alas si queréis, pero ya no puedo más! Estoy todo el día con el corazón en puño. Duelos, persecuciones, muertes… Y esas pobres muchachas, a las que trata como un objeto, como un trofeo, y las abandona a su destino. Y por si fuera poco, ya ni siquiera respeta la paz de los cementerios. No puedo más de verdad…
—Nada queda disculpado ni olvidado. Cuando llegué el momento pagará por sus pecados. Pero, mientras tanto, deberás continuar a su lado. Si te sirve de ayuda piensa que D. Juan está encerrado en una cárcel, cuyos barrotes son sus propios deseos, y que tú, con tu capacidad y trabajo, con paciencia, serás capaz de limarlos.
—No, no… ¡Quitadme las alas si queréis, pero ya no puedo más! Estoy todo el día con el corazón en puño. Duelos, persecuciones, muertes… Y esas pobres muchachas, a las que trata como un objeto, como un trofeo, y las abandona a su destino. Y por si fuera poco, ya ni siquiera respeta la paz de los cementerios. No puedo más de verdad…
Finalmente Dios aceptó
la renuncia y le envió a descansar. Dos años le ha costado superar el trastorno
que supuso velar por Don Juan Tenorio. Náira observa, desde un claro de una
nube, el acontecer de su nuevo protegido, un niño aplicado y sin malicia. De
repente se oye el rechinar de las puertas del Paraíso que Pedro abre a las
nuevas almas. Miles de voces, descoordinadas, desconcertadas… De entre todas
ellas, hay una que le resulta conocida. Náira presta más atención, intentando
definirla.
—“¿No es verdad, ángel de
amor, que en esta apartada orilla, más pura la luna brilla…”
Náira tiembla al ver el alma
de D. Juan atravesando las puertas. ¿Será verdad que, finalmente, todo el mundo
puede arrepentirse en el último instante? Náira baja la cabeza, desconcertado,
mientras observa lo que parece un destello de malicia en los ojos de Pedro...
Demasiados Tenorios aún en este mundo... Podrá soportarlo el cielo?
ResponderEliminarSaludos, Mari Carmen!
Me voy con la duda...
Ay, mi querida Luna, si solo fueran tenorios… No sé si podrá soportarlo el cielo, pero si esa es la gloria que nos espera, por mi parte, puede esperar.
EliminarMe alegro de que te vayas dudando. Ya sabes lo que dijo Borges, “la duda es uno de los nombres de la inteligencia.”
Besos y abrazos
Es un relat magnífico Atxía.. de los mejores.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Gracias, Carmen, por estar siempre.
EliminarBesos y abrazos
Excepcional, Atxia. Me fascinó cuando lo pusiste en Netwriters...y me fascina ahora que lo has incorporado a tu blog. Es un relato breve no tan breve magníficamente escrito y lleno de ingenio. Un gran argumento, con sentido del humor profundo...y un argumento fantástico. Me encanta.
ResponderEliminarGracias, Emilio. Tú siempre animando el camino de los compañer@s. Pobre ángel de la guarda… Todavía no se ha recuperado de la impresión :-)
EliminarBesos y abrazos
Eeres una grandísima escritora de relatos, Mari Carmen. Éste es fascinante.
ResponderEliminarUn abarazo de dos vueltas
Mi querida Ana, gracias por venir a compartir este ratito de lectura conmigo. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarBesos y miles de abrazos
Que gran relato, Atxía. Como a Emilio, me gustó en su momento y, lo que es mejor, me sigue gustando.
ResponderEliminarEse "Gabinete psicológico para la transmigración de almas" es genial.
Un abrazo enorme.
EliminarY ni te imaginas, Vichoff, la cantidad de solicitudes que tienen. Apenas dan abasto con tanta alma descarriada… Menos mal que poseen una eternidad para esperar :-)
Besos y abrazos
ResponderEliminarQué manera de extrapolar con tanto ingenio la realidad en tus relatos, Mari Carmen. Ciertamente admirable tu talento para crear estas ficciones. Y cada vez mejor.
Un placer y un gustazo, siempre, leerte.
Un grandísimo abrazo.
Lo que es un placer, Nines, es tener compañeros como vosotr@s, que siempre buscáis el lado bueno de lo que escribo.
EliminarBesos y abrazos.
Es un verdadero placer leer tus textos María Carmen. Dispara esos dedos con más veros, que alegran el alma.
ResponderEliminarun beso
antonio
Un placer compartido, Antonio. Aunque solo fuera por estos encuentros, ya merecería la pena escribir.
EliminarBesos y abrazos.
Donde estas perdida en el espacio, sin aliento te miro y no te encuentro, serán las olas de los cielos las que te tengan sin tinta en tu tintero y las letras se escondan nada mas verte.
EliminarEl domingo me acordare de ti cuando recoja ese premio que me han otorgado de cultura en Basauri.
Besos
Antonino
Más que sin tinta, Antonio, sin tiempo, parece que alguien le ha robado horas a mis días. No te imaginas lo que me alegro de ese premio, muy merecido, y no solo por tu obra, sino por tu persona.
Eliminar¿Quién dijo que nadie es profeta en su tierra? Se equivocó. Felicidades.
Mañana estaré a tu lado :-)
Besos y abrazos.
¡¡Qué bueno, Atxia!! El relato me ha pillado de la mano y no me ha soltado hasta la misma puerta del cielo. ¿Te quieres creer que ahora me caen mejor los Ángeles de la Guarda, al sentir su fragilidad? :))
ResponderEliminarMil besos, querida.
Claro que te creo, Mare. La fragilidad no es solo una cualidad de la vida, sino de la belleza, de la luz, de todo lo que escapa a nuestro poder… o en este caso al de los ángeles :-)
EliminarBesos y abrazos.
Es un relato lleno de ingenio y sorprendente, magnífico. Leerte es todo un placer, qué gran escritora. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEl placer es tenerte en este espacio, María. Qué bueno ha sido encontrarnos a través de la palabra, esas estructuras solidad que nos permitirán franquear, sin dificultad, la distancia que nos separa.
EliminarBesos y abrazos.
Buen relato, Mari Carmen. Me quedo con la cantidad de perpectivas que se abren en el entendimiento del lector. Por citar alguna: lo mal que cumplimos con nuestras obligaciones, ya ni dios ni lo ángeles. Otra: hagamos el mal que hagamos, como robar, evadir impuestos o nos vayamos al cine con la mujer otro, se perdona todo. Así estamos como estamos. Buen retratado.
ResponderEliminarBesos.
Así es, Alex, hay que ver cómo está la justicia tanto en el Cielo como en la Tierra… Pero no todo se perdona, ni el rasero es el mismo para tod@s. Como dice Galiano, en una magistral frase, “la justicia es como las serpientes, solo muerde a los descalzos.”
EliminarBesos y abrazos
¡Uf, es impresionante bueno, querida Atxia!
ResponderEliminarTe felicito, cariño.
Un beso gordísimo
Pd: Insisto, me ha encantado.
No sé cómo escribiendo como lo haces tú puedes sorprenderte de nada :-) Gracias, querida hada pirata.
EliminarBesos y abrazos.
Me ha encantado el cuento, Atxia, sobre todo ese final aparentemente feliz. El peor infierno para un crápula es el cielo, de modo que nos vemos en los bares.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acepto encantada, José Antonio, nos vemos en los bares, y que el Cielo nos espere. Nos quedan muchas nubes que varear.
EliminarBesos y abrazos.
Hablando en propiedad, nos quedan muchas nubes que BAREAR, que es lo que uno hace con las nubes en los bares.
EliminarUn abrazo.
¿Bareando? Bueno, mientras no sea berreando :-) Con nubes y amigos voy a donde sea.
EliminarBesos y abrazos.
Me ha encantado.
ResponderEliminarLa que está encantada, Mara, soy yo por tenerte aquí :-)
EliminarBesos y abrazos.
"Angel de la Guarda, dulce compañía no me dejes sola ni de noche ni de día". Ahora entiendo el porqué de este rezo de la infancia. Rezábamos para tener la suerte de que el nuestro no renunciase de su cargo.
ResponderEliminarFuera de bromas, qué bien lo has explicado en este texto,ironía, denuncia, retranca, realidad, ficción,..., todo amalgamado con mucho inenio. Enhorabuena.
Un abrazo.
Un abrazo.
De bromas nada, Alicia, ¿quién dice que no es así? Mira que les damos trabajo a los pobres… Y sin posibilidad de renuncia bajo pena de expulsión. Ya sabemos cómo se las gasta Dios :-)
EliminarGracias por tu comentario, me has hecho sonreír.
Besos y abrazos.
Ingenio, sentido del humor, bien escrito. No se puede pedir más a este magnífico relato. Me ha gustado mucho. Felicidades.
ResponderEliminarAhora que has llegado tú, mi querida soñadora, sí que no le puedo pedir más. Gracias por tus palabras de ánimo.
EliminarBesos y abrazos.