Todo en la vida de Marta debía ser perfecto. Sus padres se lo habían inculcado: “Tienes que ser la mejor en todo lo que emprendas.” “Tienes que esforzarte más.” “Las cosas se hacen bien y la primera.” Las exigencias se agarraron a su vientre y convirtieron a Marta en una mujer indecisa, vacilante, siempre pendiente de la aprobación de los demás.
Percibía el mundo como un lugar contaminado donde todo era posible. Cuanto más quería simplificar, más se complicaba todo. Cualquier decisión, por simple que fuera, elegir la ropa por la mañana, comprar un electrodoméstico, elegir un plato del menú...era causa de ansiedad.
Marta deseaba que la duda abandonara la silla que todas las noches ocupaba, frente a ella, en la cena. Pero no lo hacía, era su peor enemiga y, sin embargo, su más fiel compañera. Por eso, cuando al mandar un mensaje, en la pantalla del teléfono apareció ¿Enviar? no pudo más. La atmósfera se volvió lenta, pesada.
Tomar decisiones muchas veces se nos convierte en un mundo....Yo era así..mucho...necesitaba la aprobación del de mi lado.
ResponderEliminarLuego.....crecí.
Besos
Lo que le pasa a Marta, Mari Carmen, es un mal bastante común. El peso de la responsabilidad que nos imponemos es, en muchas ocasiones, nuestro peor enemigo. Y así pasa: queriendo llegar arriba, nos despeñamos.
ResponderEliminarTú has recreado un hecho de la vida real con estética y originalidad. Enhorabuena.
Besos.
Alex
Mari Carmen, me encanta este texto. Sabes que me gusta mucho más la espontaneidad de tu prosa, a pesar de que siempre sean temas con fuerte tinte gris y con contenido marcadamente sicológico, que tu elaborada poesía.
ResponderEliminarMe encanta la imagen, realmente se nota que no las eliges al vuelo.
Me encanta Luz Casal. Siempre que tengo oportunidad aconsejo acudir a uno de sus conciertos en directo. Consigue una magistral intimidad lograda a base de pinceladas tenues de su gran autenticidad.
Respecto al tema del micro, te diré que por mi trabajo, a veces, toca ayudar a superar la inseguridad en sí mismos de algunos alumnos. Para ello uno de los ingredientes de la pócima es tener el coraje de abrirse ya que esta inseguridad suele estar ligada a la confianza hacia los demás. Tienen que concienciarse de que la vida no es perfecta, que ninguno somos perfectos y los demás tampoco lo son.
Un abrazo.
Querida Mª Carmen: me ha encantado este relato, cómo lo has trabajado para que no sobre ni falte nada. Las explicaciones precisas, los datos justos que sitúan al lector en la piel de Marta. Y el desenlace, genial por inesperado y tremendo por lo plástico que resulta.
ResponderEliminar¡Genial!.
Lamentablemente no se puede utilizar parte de la patología como terapia. La inseguridad, provenga de donde provenga, deberá abordarse desde aspectos sanos, no desde reductos impregnados. Todos tenemos ejemplos a nuestro alrededor, incluso, casi todos, tenemos uno permanente frente al espejo del cuarto de baño.
Un beso.
Me recuerdas una canción de Bunbury: "¿Dudar? Quizás". En ella habla de lo fácil que resultaba todo en la infancia, y lo complicado que es tomar decisiones en la edad adulta.
ResponderEliminarA mí, en general, me encanta tomar decisiones; creo que es la única libertad real que le queda al ser humano. Y para no equivocarme, suelo seguir dos consejos: el de los que me quieren y mi corazón.
Un abrazo.
La duda, Mari Carmen, es sin duda el principio básico de la derrota. Mo sé, pero a lo mejor es mejor equivocarse de vez en cuando; que de los errores se aprende más que de los acierto.
ResponderEliminarLa indecisión, que es la segunda parte de la duda, es pero todavía, eso te puede llevar directamente al otro lado, sobre todos si vas conduciendo.
Tu texto muestra bien estas dos cosas.
Felicidades.
Querida Mari Carmen, las dudas nos limitan el camino, pero es humano dudar porque la seguridad absoluta no existe. La educación recibida condiciona mucho; tú lo expresas muy bien en este interesante relato. FELICIDADES.
ResponderEliminarBesitos.
Mila
No tomar decisiones es decidir no decidir, y eso a veces, puede ser una trampa.
ResponderEliminarComo las personas que se dicen a sí mismas, por lo menos ya sé lo que no quiero, siguen teniendo un vacío que sólo se cubre sabiendo lo que se quiere.
El querer ser perfecta, en muchas ocasiones, inhibe el potencial de la persona, y coincido con Santiago, hay que dejarse errar, asumir el error como parte del aprendizaje.
Otra manera de vivir el perfeccionismo es sentirlo como un reto, como un afán de superación, no es que sea una mejor opción, porque puede ser agotador ser competitivo incluso con uno mismo, pero al menos, se decide actuar y volver a intentarlo y eso, creo yo ya es un valor.
Gracias mil por aportarnos un relato que suscita la reflexión, coincido con Alicia, la imagen y la música están muy cuidadas, se notasn que tus manos de algodón se han puesto a la tarea de cuidar tu bello jardín de palabras.
un abrazo
Nelken
No tomar decisiones es no vivir. Si elegir es ir desechando posibles caminos, no elegirlos es un absurdo modo de intentar engañar a la muerte.
ResponderEliminarMarta sigue demasiado apegada a su mamá. Teme decepcionarla y caer del pedestal de la hija modelo.
Le ha llegado la hora de crecer.
Ánimo, Marta. Cuesta un poco al principio pero merece la pena.
Vivimos en una sociedad competitiva cien por cien... Desde pequeños sufrimos ya las presiones por parte de los padres, los compañeros... tanto en los estudios como a nivel social: luchar por sacar las mejores notas, ser el mejor en los deportes, llevar la ropa más cara de marca ( y seguiría con el suma y sigue hasta la edad adulta: acumular el mayor número de diplomas, tener un excelente historial académico... ya que éstas son las claves y las llaves para abrir las puertas de las grandes oportunidades)
ResponderEliminarTodas estas presiones cuando llegan a ser desmedidas, o no están bien encauzadas por los padres, pueden provocar grandes traumas psicológicos pudiendo derivar en depresión o incluso en suicidio. Pero también pueden provocar el efecto contrario: se pueden convertir en personas egoístas, hedonistas... Unos grandes desconocedores de la empatía.
¡Pobre Marta ! Otra nueva víctima de la hambrienta sociedad.
Un texto fantástico... Como dice Manuel, consigues que nos fundamos en la piel de Marta...Llegamos a tal punto de angustia que la atmósfera se nos “vuelve lenta, pesada”
¿Enviar? Sí, seguro, te envío un beso.
Toñi
¿Y yo que creo que, a veces, hay que pensar un poco las cosas?. No dudar, pero si considerar. Claro que el problema de Marta es de carácter...y yo hablo de situaciones, de circunstancias. Pienso que nos ahorraríamos muchos disgustos y problemas si, alguna vez de las que damos a "Enviar" o contestamos al teléfono en un impulso lo dejáramos para otro momento. Ya se, ya se que lo de Marta es pura Literatura.
ResponderEliminarPor cierto, hay un relato de Alejandro con otra Marta que también es muy especial. Yo, a tu Marta, le recomendaría algo muy sencillo para no ver en la pantalla algo que le crea angustia. Que la elimine de una forma consciente y con pleno conocimiento de causa. Sí, querida Marta tira el móvil a un vertedero, apagado eso si. O mejor: tritúralo con una prensa hidraúlica. Esto es válido también para teléfonos fijos y otros aparatos que no tienen sentido de la medida. Yo, en este tema, tengo, cada día, menos dudas. Y que me disculpe Telefónica. Por cierto, gran relato. Es lo único que no había dicho, je, je.
Sí Winnie, a veces cuesta tomar decisiones, es inevitable. No es fácil llegar a una encrucijada y saber cual es el camino correcto, sobre todo si somos conscientes de que todo lo que hacemos tiene consecuencias. Si tuviéramos una bola de cristal...
ResponderEliminarHas crecido Winnie y te has convertido en una gran mujer. Alegre, segura, compañera,...tu diario me lo cuenta y tú me lo demuestras.
Besos y abrazos.
Querido Alex...Como todo en la vida nuestra actitud es lo que cuenta. La responsabilidad que nos imponemos puede ser nuestro enemigo o nuestro empuje. Intentar mejorar, querer llegar más allá siempre es bueno, no como meta, sino como impulso del camino. Así, si no lo conseguimos sólo tropezamos, no nos despeñamos...aunque a veces así lo sintamos.
ResponderEliminarBesos y abrazos mi gran escalador. Siempre das lo mejor de ti, esa es una buena fijación...engancho mi mosquetón a tu cuerda.
Querida Alicia, me alegro de que te haya gustado el marco. Me lleva tiempo, pero merece la pena, me gusta que os sintáis a gusto en este rinconcito. En cuanto al tema y el color de mis textos...yo no elijo, los personajes y sus historias llegan hasta mí. Supongo que quizás sea porque me gusta entender el porqué de las cosas, de las actitudes, de las acciones...es mi manera de asimilar y comprender la realidad. Ya sabes que soy alumna de Sócrates.
ResponderEliminarEn cuanto al tema de la inseguridad, de la baja autoestima es tan complicado...hay tantos datos a tener en cuenta, no siempre es fácil de detectar. Cada uno crea, como dice Luz, un muro invisible de silencio, de agresividad, de hilaridad...¿Cómo romperlo? Requiere tanto un gran esfuerzo y concienciación personal, como un apoyo de los que le rodean, cosa harto difícil de conseguir a veces.
Gracias por acompañarme en la prosa y, sobre todo, en la poesía. El 3 me acordaré de ti, seré tus oídos y tus ojos.
Besos y abrazos,
Sí Manuel, todos tenemos ejemplos de inseguridad a nuestro alrededor, el primero ante el espejo. Nada en el ser humano es completo, y la seguridad tampoco, a no ser que se sea un insensato...Los dos extremos son igual de peligrosos y tienen consecuencias nefastas en nosotros y los que nos rodean. Lo normal es caminar entre dudas, errores, logros, certezas...hacia la superación personal.
ResponderEliminarEs importante las personas que te acompañan en el camino. Ayer, por ejemplo, con tus palabras despejaste una de mis dudas sobre el relato. Gracias por estar.
Besos y abrazos.
“tomar decisiones; creo que es la única libertad real que le queda al ser humano.”
ResponderEliminarQué razón tienes Jose. Tener la opción de elegir es la libertad, eso te permite ser tu mismo que, para mí, es la base, en parte, de la felicidad. En cuanto a dejarse guiar por los que te quieren y el corazón...es el mejor de los faros. No te evitarán los escollos, pero te ayudarán a solventarlos.
No he tenido tiempo de buscar la canción de Bunbury, pero te prometo no dudar y buscarla.
Besos y abrazos.
Querido Santiago, yo no creo que la duda sea el principio básico de la derrota, siempre, claro, que no dejes que su peso te arrastre.
ResponderEliminarErrar es humano y como dices grandes lecciones. Entenderlo y aceptarlo es la primera de ellas, y como tú, creo que es mejor actuar que arrepentirse por lo que no se ha hecho. Pero eso no significa que sea malo vacilar, incluso dar un paso hacia atrás...Yo soy partidaria, ya lo sabes, de respirar, contar hasta 10 y recapacitar para coger impulso.
Aunque no siempre es necesario contar...
Besos y abrazos.
Completamente de acuerdo contigo, querida Mila, las dudas, el miedo...es inherente al ser humano, pero en nosotros está la fortaleza para transformarlo en aprendizaje y que no frene nuestro camino. Con la educación recibida ocurre lo mismo, siempre podemos reeducarnos.
ResponderEliminarGracias por tu compañía, me encanta soñar a tu lado.
Querida Nel, para mi la perfección es adaptarse a la imperfección, es errar para renovarse y renacer, es dar lo mejor de lo que uno tiene...No hay que querer ser perfecta, sino ser mejor. No como competición, sino como superación personal y, por ende, colectiva.
ResponderEliminarBesos y abrazos de algodón mi bella flor.
Tienes razón Luismi vivir es tomar decisiones, y cada decisión un paso adelante y un centímetro más en el crecimiento personal. Marta deberá aprender que a quién tiene que tener miedo de decepcionar es a ella mima.
ResponderEliminarLe trasmitiré tus ánimos, la veremos crecer estoy segura.
Besos y abrazos.
Querida Mª Carmen, “quien esté libre de inseguridades tire la primera piedra” ¿verdad?.
ResponderEliminarMe temo que todos hemos experimentado esa educación que, con la mejor intención de nuestros padres, nos recordaban la importancia de ser los mejores… y algunos incluso se lo creyeron.
Hay dos frases que en más de una ocasión han marcado mi actitud ante los problemas/indecisiones. Una pertenece a la película de “ALGUIEN VOLO SOBRE EL NIDO DEL CUCO”; se trata de la escena donde Jack Nicholson dice algo parecido a “este mundo es de los fuertes amigo…”e intenta arrancar una fuente de agua como metáfora para alcanzar la libertad. Tras varios esfuerzos sin conseguirlo dice aquello de “al menos lo intenté ¿vale?... al menos lo intenté”.
La otra, pertenece a uno de los personajes más inteligentes que ha dado Hollywood y en mi modesta opinión, alguien con graves problemas de inseguridad: Groucho Marx, que dijo, entre otra genialidades increíbles, lo siguiente:
“Sé tú mismo e intenta ser feliz, pero ante todo, sé tú mismo…”
Es una forma de sobrevivir como otra cualquiera, a la que nos aferramos para enfrentarnos al mundo cada día y sobre todo a nosotros mismos.
Me gusta mucho la forma en que abordas el tema en tu relato corazón.
Un abrazo grande
¡Qué malo es inculcar la competitividad a los niños! ¿El mejor? ¿Qué es eso de ser el/la mejor?
ResponderEliminarCon eso se puede conseguir el efecto contrario, como tú tan bien explicas: la inseguridad, la duda, la pérdida de autoestima.
Un abrazo.
Vivir bajo presión mortifica. Las exigencias de un mundo competitivo, donde se espera mucho de cada uno de nosotros, nos aplastan. Si además nos sentimos agobiados en el día a día y con la gente que nos rodea, perdemos el norte, la autoestima y las ganas de seguir adelante.
ResponderEliminarA veces hay que dejarse guiar únicamente por el propio instinto. No suele fallar.
Un abrazo.
Tienes razón, Toñi, vivimos en una sociedad opresiva, en la que, como no se puede cualificar, se cuantifica todo. Y puede ocurrir que se cierran caminos, incluso por décimas de punto, a la hora de acceder a una carrera, a un puesto de trabajo...Más que competitiva, como proceso positivo de desarrollo y mejora continuada, yo diría que es una competición en la que hay que vencer al adversario.
ResponderEliminarEsa sutil diferencia, que al menos yo percibo, es la que hay que entender para encauzar el desarrollo de los jóvenes y niños. El valor del esfuerzo, de la constancia, de la honestidad...no para ser el mejor, sino para ser mejor.
Recojo tu envío, y te reenvío abrazos.
Emilio, no hagamos responsables a los objetos de las actitudes de los seres humanos. Ni el teléfono tiene la culpa de nuestros impulsos, ni el ratón del ordenador de nuestras frustraciones, ni...Han sido creados para mejorar nuestra vida, para acercarnos...otra cosa es el uso responsable que hagamos de ellos.
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo.
Querida Rosa, hago mías las frases que has traído y añado una más: "El triunfo no está en vencer siempre, sino en nunca desanimarse" de Napoleón. Es curioso pero hay frases de grandes estrategas que son magníficas lecciones que aplicar a la vida.
ResponderEliminarSer fiel a uno mismo y sentirse a gusto es restarle angustias, inquietudes a las que ya nos depara el día a día. Con eso ya tenemos una batalla ganada en la supervivencia y en la felicidad.
Besos y abrazos corazón.
Querida Ana, yo creo que el problema es que algunos ven a los niños como su proyecto personal, como una extensión de sus propios deseos, como la última oportunidad de que se cumplan sus sueños. Y no se dan cuenta de que nuestra función es inculcar valores positivos, apoyarlos y dejar que sean ellos quienes crezcan.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Bueno eso de que no tienen la culpa se lo dirás a todos...los teléfonos. Yo creo que son unos instrumentos maléficos, digas lo que digas, que interrumpen el pensamiento y la meditación y que, en un 90 por ciento de las veces nos dan disgustos y problemas...bueno, evidentemente hay algo de ironía en esto. Algunos son necesarios y ahorran tiempo. Yo soy un amante del progreso pero...cuando decido irme a Orzeán dejo el móvil cargando...indefinidamente.
ResponderEliminarPero sí, quizás tengas razón y esté culpando al mensajero. Pero es más literario y a mi me gusta hacer literatura con casi todo.
Port
Si Maribel, cada paso dado se convierte en una elección y la competencia puede ser dura y estresante. La actitud es lo que cuenta, podemos sentirnos victimas o aprender de ello y salir reforzados. Tú eres un claro ejemplo de que con tesón, esfuerzo y, sobre todo, honestidad se consigue alcanzar las metas. Quizás más despacio, pero ganando mucho en el camino...o al menos no perdiendo, que no es poco.
ResponderEliminarTienes razón en lo del instinto, no suele fallar.
Besos y un fuerte abrazo.
Claro, Emilio, que se lo digo a todos...los teléfonos. Sobre todo al de Marta que no es más que la punta del iceberg de un mal día, porque...
ResponderEliminarMarta, por culpa del tiempo que dedicó a elegir la ropa, llegó tarde a una reunión importante. Eso le ocasionó un problema con su jefe y los compañeros que acabó casi en disputa. Tras el altercado se marchó airada de la oficina a hacer unas gestiones en el banco. Papeleo, firmas, confirmación de claves de la tarjeta...¡Y todo porque quería comprar un televisor! ¿Te puedes imaginar el problema que era para ella? Antes sólo había que decidir entre una marca de televisión y ahora...Casi le da un pasmo cuando el dependiente le preguntó si la quería clásica, de plasma, LCD, Led, de retropoyeción, de 3D...Se marchó de la tienda sin comprar el maldito televisor. Pasó la tarde ante el ordenador que la desafiaba constantemente. Con sorna e ironía le preguntaba: “¿Estás segura de que quieres abandonar esta pagina?” “¿Estás segura de que quieres continuar?” Todos sabemos que las máquinas no tienen sentimientos, ni se ríen, ni se compadecen de nosotros. Pero no sabemos cuál es el mecanismo de defensa del cerebro, cuál es la chispa que hace que se encienda una alerta y el cerebro diga hasta aquí. Por eso, cuando al mandar un mensaje, en la pantalla del teléfono apareció ¿Enviar? Marta no pudo más y la atmósfera se volvió lenta, pesada.
Como ves, Emilio, el culpable de lo ocurrido no fue el teléfono. La culpa fue del maldito despertador que la atrajo a una realidad que la agobiaba, que la arrancó de sus sueños perfectos...A ese si que hay que lanzarlo por la ventana, o aplastarlo.
¿Estás de acuerdo conmigo?
Un fuerte abrazo.
¿Será posible que muchos piensen que Marta eres tú, igual que alguien pensó tambien, en su momento, que Orzeán era un lugar existente con localización geográfica y real, donde yo me escapaba de todo? Hay que ver la fuerza que tiene la Literatura...cómo crea mundos, no sólo en el autor, sino en los lectores. Y bueno, aunque has escrito casi un nuevo relato en tu contestación no me quiero alargar con el tema de los teléfonos y su pérfida idiosincrasia, a la que tu pretendes combatir. Aunque debo decirte que no estoy de acuerdo en que el problema sea de las personas. Las personas son buenas. Lo que pasa es que el teléfono las hipnotiza y sienten una atracción fatal que les crea dependencia y necesidad de hablar ( más que de escuchar )...En otro orden de cosas, nos pasa con el ordenador y acaba, prácticamente, de instalarse en nuestras vidas, así que ¿como no va a ocurrir con el invento de Graham Bell que lo hemos utilizado desde que eramos niños? "Anda, Pepito, dile hola a la abuelita y luego cuando colguemos vamos a llamar a tu tía Isabel a ver que nos cuenta" Yo recuerdo estos diálogos desde mi tierna infancia. Y luego ya, desde siempre, las llamadas desde la oficina o a la oficina, a los clientes... Sí, Mari Carmen, no te engañes: nosotros, los seres humanos, no tenemos la culpa. La culpa es de ellos...están tan a mano...
ResponderEliminarMuy buena entrada, Mari Carmen. Tu Marta me ha recordado a la Remedios de Luismi. Personas que arrastran el estigma de una educación, que llevan la marca de la casa de por vida.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el final, a veces es una provocación tener que contestar continuamente a todo lo que nos pide confirmación...
Un abrazo.
Querida Nines, ya no me acordaba de Remedios. Cómo pasa el tiempo... hace ya un año. No es bueno dejarse arrastrar por las obsesiones, pero es difícil desprenderse de ellas.
ResponderEliminarNo cabe duda de que la educación es la base en la que se sustenta el posterior desarrollo del individuo. Los primeros años dejan una profunda cicatriz en el carácter que luego, además, será moldeado por los avatares de la vida. No olvidemos que como dice Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias” y podemos observar como dos personas, habitando el mismo hogar y recibiendo la misma educación, caminan por caminos diametralmente opuestos. Para comprender el presente, siempre hay que mirar al pasado.
Gracias por tus palabras y por venir a compartir esta preciosa mañana de Domingo.
Besos y abrazos.
Pobre Marta, entiendo su agotamiento, no hay nada más extenuante y paralizante que la duda. Además con el añadido de "tener que" hacerlo todo a la perfección. Estaba cantado que la pobre Marta, tarde o temprano, iba a estallar.
ResponderEliminarBesos
Hola Nanny. Pobre Marta...era normal que estallara, no hay quién aguante tal nivel de exigencia. Alcanzar al perfección es imposible, es algo efímero que cambia al adquirir nuevas experiencias. Sólo espero que Marta se recupere y busque la perfección como un proceso del pensamiento que sea motor, no meta.
ResponderEliminarGracias por viajar hasta aquí, siempre me alegra verte.
Besos y abrazos.
He leído varias veces el relato y siempre me paro en el principio, en esa "jodia" manía paternal/maternal de meter por las sienes de la criaturita "tú, el mejor". Si se cambiara por "lo importante es ser útil a este mundo"...
ResponderEliminarMagnífico relato, Nines.
Perdón, me despido de Nines por culpa de esta cabeza...
ResponderEliminarMCarmen, ¿me perdonas? para ello te mando cientos y cientos de besos.
Sabes lo peor, Jesús, que pienso que hay personas que no quieren hijos, sino adultos en pequeño formato que llevar como accesorios y de los que poder presumir.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado el relato y me encanta que me hayas confundido, aunque sea momentáneamente, con Nines. Es una magnífica confusión, por como es ella y por los cientos de besos. No te lo perdono, te lo agradezco.
Besos y abrazos.