Cabineta
recuerda los viejos tiempos en que todos solicitaban sus servicios... Incluso
hacían cola para acariciarla y hablar en la intimidad. Sonríe al recordar a
aquel director de cine y televisión que la lanzó al estrellato convertida en un
personaje kafkiano. Qué caras de terror en aquellos a los que, durante unos
segundos, en un divertimento sin malicia, dejó encerrados tras sus puertas de
librillo.
Una
lágrima rueda por su cristal ya opaco y ceniciento. Los que antes la
buscaban pasan a su lado con sus móviles de última generación,
hablando sin notar su presencia. Ya no hay palabras para ella, ni
siquiera una mirada de soslayo.
Sola,
abandonada, maltratada... espera el día en que un funcionario arranque del todo
sus raíces... y muera.
¡Que maravilla de micro, niña dulce, qué magníficamente escrito!
ResponderEliminarCada día lo haces mejor.
Besos, muchos.
EliminarCielo, el entrenamiento semanal con los grandes mejora al aprendiz :-)
Besos y abrazos.
No voy a ser yo ese funcionario, porque La Cabina soy yo.
ResponderEliminarUn beso
Todos nos hemos sentido alguna vez como esta cabina. Aislados, desubicados… Pero hay una diferencia enorme entre ella y tú, querido amigo. Tú no te quedarías esperando a la muerte... Serias como esas cabinas que, a fuerza de mover su puerta, llaman la atención de los viandantes y se convierten en puntos Wi-Fi, floridos invernaderos… o pequeñas bibliotecas.
EliminarNo habrá funcionario que arranque tus raíces, Iacob, de eso me encargo yo.
Besos y abrazos.
Precioso y emotivo, Mari Carmen. Al leerlo me he asomado a la ventana para ver la cabina de mi calle, donde no hace mucho había colas enormes para llamar y ahora es una reliquia. Los niños pequeños preguntan qué es esa casita en medio de la acera.
ResponderEliminarQuizá un día alguien se acuerde y vengan a quitarla... de momento, le queda tu homenaje, querida amiga.
Mil besos!!!
Un hermoso símbolo de la soledad. Precioso, cielo.
ResponderEliminarUn beso.
Me ha pasado muchas veces al encontrarme de frente con una cabina en la calle, he sentido la añoranza de tantos momentos cómplices vividos en alguna de ellas y tú, mi querida amiga y cada vez mejor escritora, en pocas palabras has dado vida a esa cabina para hacerme llegar su respuesta.
ResponderEliminarSiempre logras ponerte del otro lado para ver si alguno dejamos de mirar sólo nuestro ombligo. Es una maravilla cielo. Y otra el placer de leerte siempre.
Cómo me gustan estos pequeños homenajes a esas cosas que hemos ido dejando enterradas. "La cabina" nos dejó a todos el aliento encerrado, y este micro me vuelve a traer aquellas sensaciones.
ResponderEliminarFelicidades Mª Carmen. Un beso.
Siempre he creído que la forma al escribir era importante: hacemos literatura. Y un relato, un texto, debe estar bien escrito. Pero también he afirmado siempre que, para mí, es fundamental el contenido. Esta "Cabineta" ( el nombre que le has puesto a la cabina me recuerda un poco a las películas de Fellini y me encanta ) es, sencillamente, una maravilla. Un prodigio de sensibilidad, de, a través de un objeto, ir al fondo de temas fundamentales en el ser humano... la soledad, el arrumbamiento, el paso del tiempo, el dejar de ser útil... En fin, Atxia, como reflejan todos los comentarios, has escrito una pequeña joya literaria, algo que llega al corazón y además es magnífica literatura. Enhorabuena, es un microrrelato espléndido. Inolvidable.
ResponderEliminarMe encanta, Mari Carmen Atxia. Además me recuerda a los poemas de mi libro "Ver para vivir". Muy interesante poner la vida de los objetos al descubierto... Lo mismo aprendemos así algo de nosotros mismos.
ResponderEliminarPor cierto, y esto ya a nivel general, si yo fuera Mari Carmen Azkona, Atxia para los que te leen en NW, estaría orgulloso de tener un blog como el tuyo. Tan completo, tan lleno de buena literatura, con tan buenos amigos y amigas. Sé nota que la gente te quiere. Cuando las respuestas son las que tienes es, sin duda, porque lo mereces. Pocas personas y escritores llegan al fondo de los otros como tú lo haces. Qué maravilla percibir la confluencia de lo escrito con lo que uno es y transmite. Gracias por hacernos sentir parte de un mundo mejor.
ResponderEliminarGracias Maricarmen. Recuerdos entrañables, donde las cabinas se dejaban ver los ojos del que con su teléfono al oído nos miraba y sonreía. Hoy son ojos penetrando el cristal del móvil sin impórtales quien esta a su lado. El mundo individual, nos hace sordos es el mundo que nos rodea.
ResponderEliminarun beso
Antonio
Van quedando pocas cabinas, ahora se han convertido en deambulantes que no ven si tropiezan y no pueden dejar la conversación para disculparse.
ResponderEliminarExcelente homenaje. Un abrazo.
Me has hecho recordar mis llamadas clandestinas.
ResponderEliminarUn micro original y muy bien escrito.
Besos preciosa.
Atxia, esto es más que un micro, es literatura a lo grande, magnífica. Me encanta como escribes pero con este micro llegas a ser sublime. Un beso muy grande.
ResponderEliminarFabuloso homenaje a un objeto que, en los tiempos que corren, ya no puede ser. Si acaso en algún pueblo... Ahora queda lejana esa angustia claustrofóbica que tan bien retrató Antonio Mercero. Y yo creo que también retrató una época en España en la que había más represión. Ahora campan a sus anchas crápulas como yo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mare, Ana, Rosa, Manuel, Emilio, Enrique, Antonio, Rosa del aire, Aldonza, José Antonio… No me olvido de vosotros. Sé que os tengo aguardando, como esas horribles centralitas actuales que te ponen en espera, y sin música para más inri. Imagino que alguno incluso se habrá aburrido de esperar… Ojalá sepáis perdonar mi descortesía, pero es que se han complicado un poco mis días.
ResponderEliminarGracias por vuestras palabras y el cariño que siempre siento. Sin ellas este espacio no tendría sentido, vosotros lo hacéis grande. Como dice esta canción que os traigo: todo me queda grande para no estar con vosotros ;-)
http://www.youtube.com/watch?v=iUXs4Nt3Y7Y
Besos y abrazos
Ayer entre pequeños lechos en el suelo, cajones y sillas menuitas corazones palpitaban al compas de la poesía. De vez en cuando los tañidos de la campana me indicaban lo que yo sabia... No estabas sola... yo te intuía y me crecía ente tarimas antiguas.
EliminarEn una plaza repleta de años una campana tañía sus notas las trasformaba tu corazón en melodías.
Un beso y animoooooooooooo
Antonio
Qué bonito, Antonio… Las palabras de un amigo, sobre todo si son tan bellas y sentidas, siempre reconfortan.
EliminarContinúa llevando tú poesía por pueblos y ciudades. Daniela y tú estáis haciendo una encomiable labor de la que me siento una afortunada espectadora.
Besos y abrazos
Mari Carmen, a mi esta cabina solitaria, además de la de Mercero, me ha recordado a aquella que fue puesta al servicio de la población minera de la reserva nacional de Mojave, en California hacia los años 60. Esta cabina no presentaba nada inusual, salvo un detalle bastante extraño: la cabina se encontraba en medio de la nada. Sin embargo, por unirla a tu bello texto, permitió que por medio de sus raíces aquellos rudos trabajadores no se desligasen de las suyas. En el 2000 fue retirada, no sin antes haber sido lugar de peregrinación y la cabina más famosa de internet.
ResponderEliminarEnhorabuena, maravillosa tejedora de sentimientos y emociones.
Un abrazo.
Qué bonita cabina nos traes, Alicia, no la conocía. Con tus palabras ratificas las que escribió Gabriel Márquez: «las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarle el ánima ». La de historias extraordinarias que podría contarnos si alguien la despertara… ¿Te animas?
EliminarGracias por tu compañía que sé que siempre tengo, pero que, en estos momentos, valoro más que nunca. Seguimos haciendo camino, poco a poco retomaremos el ritmo.
Besos y un fuerte abrazo
M.Carmen, aún con mi tiempo limitado en estos meses, nunca he dejado de leerte. Y sigues sorprendiéndome, siempre, gratamente. Llevas las letras en las venas :). Cada historia tuya es un precioso regalo para la lectura. Un fuerte beso.
ResponderEliminarJuji, qué alegría verte, pero sobre todo comprobar que tu blog se ha movido en mi lista alcanzando el primer puesto. Con lo que me gusta a mí el otoño… Y seguro que a tu lado, con tus letras, será aún más hermoso.
EliminarGracias por tus palabras y tu compañía que siempre ha sabido que es constante.
Besos y abrazos.