Veintiséis días lentos, agónicos, en el corredor de la muerte, con la desesperación de saberse inocente y sin posible defensa. El jurado falló en su contra. Su abogado fracasó al no poder demostrar que una serie de causalidades confluyeron en la muerte de Dennis. Hoy, ante su última cena, Eric huye de su sentimiento de ira despojándose de la conciencia, poco a poco, hasta que no queda nada.
Tras la puerta, la Muerte, aséptica, espera la señal
que le indique si ha de quedarse o pasar de largo, seguir otro camino.
Mientras, el Tiempo, impasible, empuja las manecillas del reloj que hay frente
a la celda.
Tic-tac, 8 horas.
Tic-tac, 7 horas.
Tic...
Estremecedor, Mari Carmen.
ResponderEliminarUn beso.
Estremecedor es pensar que no es ficción. Valoro tanto la vida que me parece terrible que, en nombre de la justicia, alguien sea capaz de quitarle la vida a un semejante.
EliminarBesos y un fuerte abrazo
Escalofríos....
ResponderEliminarBesos, preciosa¡
Y no es para menos. ¿Te imaginas ser consciente de que la única manera de conseguir la libertar es a través de la muerte?
EliminarBesos y abrazos.
Tantas veces me han sobrecogido sucesos como el que tan magníficamente narras hoy... Tema polémico y delicado, pero tú lo traes con esa justa sutileza tan tuya que deja ver lo que hay detrás, si uno quiere.
ResponderEliminarSiempre es un placer leerte y una sorpresa, porque una nunca sabe lo que le va a tocar, pero siempre está segura de que le removerá del asiento con esa sensibilidad especial que lleva tu marca. Buen trabajo mi dulce amiga
Sé que es un tema polémico, Rosa, y no es mi intención abrir un debate sobre el mismo. Solo que cada uno, si así lo desea, inicie un camino hacia la reflexión.
EliminarNunca he entendido la ley de Talión. Puedo comprender el dolor y la rabia de la familia de las victimas… pero pagar muerte por muerte, ¿dónde nos deja? Lo siento, pero más que justicia me parece una venganza que incrementa más el sufrimiento y el horror.
Besos y un fuerte abrazo
Me encantó, un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Fabiana, por acompañarme en esta entrada y visitar este espacio, que espero que tomes como propio. Tras esta puerta no solo encontrarás mis letras, sino buenos amigos y compañeros. Bienvenida.
EliminarUn fuerte abrazo.
descomunal como la vida misma.
ResponderEliminarun beso
Por eso, Luismi, porque es el bien más preciado, tenemos que preservar la vida.
EliminarQuizás algún día nuestros descendientes vean erradicada la pena de muerte. Quién sabe… Fíjate que ya Maimónides, en el siglo XII, dijo: “Es mejor y más satisfactorio liberar a mil culpables que sentenciar a muerte a un solo inocente.” Y siglos después continuamos igual.
Besos y un fuerte abrazo.
Gracias por tus letras, que llegan al corazón. Estimulan mi mente ya que esta últimamente, malherida, viendo lo que nos rodea y con lo que nos hacen los que dicen defender a no se que cultura, dios o materia. La farsa sigue dándonos ya no sorpresas... Ponen sus leyes para ellos, la justica esta en sus manos como el dinero y las leyes.
ResponderEliminarun beso
Antonio
Ya sabía yo, Antonio, que tu corazón no se quedaría impasible. ¿Justicia? Cuando oigo esa palabra siempre me acuerdo de lo que dijo Séneca, y fíjate si hace siglos de eso: “el que no quiera vivir sino entre justos, viva en el desierto.”
EliminarGracias por estar a mi lado.
Besos y un fuerte abrazo
Vamos sintiendo que la vida se va detrás de cada palabra, cada frase. Ese modo de escribir que nos hace sentir que en la literatura, hay vida. Aunque haya muerte.
ResponderEliminarAsí es, Emilio, en la Literatura siempre hay vida, real o imaginada. No puede ser de otra manera porque, al fin y al cabo, no es sino una parte más de la vida.
EliminarBesos y un fuerte abrazo
Hay vida, Emilio, hay vida. La muerte es solo un invento del tiempo para justificar su propia existencia. El tiempo solo cuenta para las cosas perecederas.
ResponderEliminarLo demás son solo ilusiones.
Mª Carmen nos lo cuenta magistralmente cuando dice "Eric huye de su sentimiento de ira despojándose de la conciencia, poco a poco, hasta que no queda nada".
Me parece precioso eso que has dicho de que "la muerte es solo un invento para justificar su propia existencia"... ojalá al final todo sea un problema de conceptos y esto, la vida, sea algo más que una perspectiva de la nada. No sé si Camus y Sartre estarían muy de acuerdo con tu percepción... pero tu sabes mucho de ciencia... y no seré yo quien rebata tu esperanza.
EliminarQué interesante afirmación, Manuel. Cuando hablas sobre el Tiempo siempre abres nuevas brechas, nuevas hipótesis, que me sorprenden.
EliminarLa ignorancia que tenemos acerca de la sustancia del tiempo nos hace ligarlo con el espacio, ¿pero por qué no con la Muerte? ¿Cómo una auto-afirmación de su existencia? Puede ser… Lo que si es cierto es que sin muerte no hay posibilidad de vida.
Y eso es lo que os deseo a los dos, larga vida.
Besos y abrazos.
MARÍA ELENA WALSH (La Pena de Muerte):
ResponderEliminar"Fui lapidada por adúltera. Mi esposo, que tenía manceba en casa y fuera de ella, arrojó la primera piedra, autorizado por los doctores de la ley y a la vista de mis hijos.
Me arrojaron a los leones por profesar una religión diferente a la del Estado.
Fui condenada a la hoguera, culpable de tener tratos con el demonio encarnado en mi pobre cuzco negro, y por ser portadora de un lunar en la espalda, estigma demoníaco.
Fui descuartizado por rebelarme contra la autoridad colonial.
Fui condenado a la horca por encabezar una rebelión de siervos hambrientos. Mi señor era el brazo de la Justicia.
Fui quemado vivo por sostener teorías heréticas, merced a un contubernio católico-protestante.
Fui enviada a la guillotina porque mis Camaradas revolucionarios consideraron aberrante que propusiera incluir los Derechos de la Mujer entre los Derechos del Hombre.
Me fusilaron en medio de la pampa, a causa de una interna de unitarios.
Me fusilaron encinta, junto con mi amante sacerdote, a causa de una interna de federales.
Me suicidaron por escribir poesía burguesa y decadente.
Fui enviado a la silla eléctrica a los veinte años de mi edad, sin tiempo de arrepentirme o convertirme en un hombre de bien, como suele decirse de los embriones en el claustro materno.
Me arrearon a la cámara de gas por pertenecer a un pueblo distinto al de los verdugos.
Me condenaron de facto por imprimir libelos subversivos, arrojándome semivivo a una fosa común.
A lo largo de la historia, hombres doctos o brutales supieron con certeza qué delito merecía la pena capital. Siempre supieron que yo, no otro, era el culpable. Jamás dudaron de que el castigo era ejemplar. Cada vez que se alude a este escarmiento la Humanidad retrocede en cuatro patas."
¡¿Humanidad?!
EliminarTodos deberíamos sentirnos como esa mujer lapidada, como ese joven electrocutado… Como todos y cada uno de esos personajes que esconden el rostro de personas reales. Las cifras, aunque en lento retroceso, continúan siendo alarmantes.
Gracias, José Alberto, por cruzar la puerta de este espacio y traer este texto tan extraordinario y necesario.
Un abrazo
Un tema controvertido el de la pena de muerte, y cuando dices que el "jurado falló" reflejas muy bien lo difícil que es para un hombre juzgar a otro hombre. Me recuerdas la película de Charles Chaplin Monsier Verdoux. En plena crisis económica del 29, un hombre se convierte en un asesino de ancianas para mantener a su familia. Se casa con ellas para luego quedarse con su herencia. Lo grande de esta película es que refleja que hasta el asesino más despiadado guarda un resquicio de bondad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sabes que soy optimista, José Antonio, y que confío en la generosidad y nobleza del Ser humano, pero repaso la Historia y me cuesta ver un resquicio de bondad en algunos personajes. Y qué decir de algunos de los que comparten nuestra actualidad… Es un bonito pensamiento, pero me cuesta aceptarlo.
EliminarEn cuanto a lo del jurado… No confío en ese sistema. Yo personalmente no me siento capacitada para decidir el futuro de una persona y menos sobre su vida. Si algún día me citaran para formar parte de un jurado popular, espero que eso ocurra jamás, no sé cómo actuaría. Dicen que es un deber, ¿pero cómo pueden afirmar que es un derecho? ¿Me puedo negar? ¿Dónde quedan los míos?
Besos y un abrazo
Hoy he tenido la suerte de descubrir este blog y me ha subyugado. Si la primera narración que he leído, La Espera, golpea a cualquier persona mínimamente sensible, la pocas que le siguen que he podido leer hasta este preciso instante, me han llegado tan hondo que creo que me voy a convertir en uno de tus lectores incondicionales.
ResponderEliminarJosé María. Un aprendiz de narrador.
La que ha tenido suerte de que descubrieras este blog, José María, he sido yo, porque me brindas la oportunidad de tener un nuevo compañero en esto de la escritura en la que todos somos aprendices. Todos tenemos mucho que aprender y algo que enseñar.
EliminarBienvenido a este espacio que espero consideres como tuyo. Aquí podremos leer, hablar de literatura, debatir… lo que quieras. Gracias por tus palabras que me animan a mantener este lugar vivo y a seguir escribiendo
Un abrazo