
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame
y lo aprendo.”
(Benjamín Franklin)………………..
La decisión
Esteban estaba seguro de que el futuro mejor, que todos auguraban en la ciudad, no sería más que una felicidad engañosa que le traería su desgracia. Ser carbonero no era un trabajo sino un modo de vida. Amaba el monte y el olor a madera quemada. Necesitaba la soledad, el silencio...la libertad.
No se arrepiente de la decisión tomada. Fue más feliz en los sesenta años que estuvo en la sierra, que en el año que llevaba en esta residencia sin aire ni horizonte. Un rugido le sacó de su ensoñación. En la pantalla del televisor un dinosaurio caminaba entre cenizas y hielo. Esteban pensó: “Como mi mundo y quienes lo habitaron...próximo a su extinción”