De pequeño una grave enfermedad me mantuvo postrado en la cama de un hospital. Mi mundo era blanco, aséptico, con olor a desinfectante. Los únicos que franqueaban las puertas, aparte del personal sanitario, eran mis padres que llegaban del exterior con noticias de un mundo para mí desconocido. Jamás había estado fuera de esa inmaculada habitación por lo que, muchas veces, no les comprendía cuando hablaban. No sabía que era un gato, un helado, una montaña...Tuvieron mis padres la feliz idea de comprar una cámara de fotos y respondían a todas mis preguntas con imágenes hechas por ellos. De esta manera, mi mundo pasó a ser de 12X15 con borde blanco y papel satinado.
Cuando el ángel de la muerte replegó sus alas y se alejó de mí, cambié la cama del hospital por una solitaria y triste habitación. Una ventana de 50X80 era lo único que me unía al exterior. Pasaba horas frente a esa ventana con la única compañía de la cámara de fotos. Allí comenzó mi obsesión. Hacía fotos a todas las personas que pasaban junto a la verja de la casa. Revelaba las fotos, imaginaba sus vidas y decidía a quién incluía en mi mundo...Yo tenía ese poder.
Conseguí superar la enfermedad. Estudié. Encontré un buen trabajo e incluso me casé y fundé una familia, pero yo seguía mirando y escrutando el mundo a través del visor de mi cámara. Hacía fotos a la multitud. Estudiaba las imágenes y elegía el siguiente sujeto de mi estudio. Inventaba ante Julie, mi mujer, reuniones, viajes de trabajo y salía tras mi presa. La fotografiaba en el trabajo, con la familia... me convertía en su sombra hasta conocer sus más íntimos secretos. Cuando mi curiosidad quedaba satisfecha, archivaba la investigación y la guardaba en un armario secreto de mi despacho. En distintos compartimentos, separaba los aptos y los no aptos que conformarían mi mundo. Hoy, el sujeto de mi estudio es un joven caucásico de treinta y cinco años de nombre Michael Thomas.
Michael sale de su trabajo en el centro de la ciudad y se reúne en la cafetería cercana con una mujer. Me acerco al cristal de la cafetería y le veo tomando una copa... ¡con Julie! Salen de la cafetería y mientras se despiden él le da una carpeta color granate.
Sigo a Julie hasta un portal desconocido. Agazapado entre los árboles de la acera de enfrente espero su salida.
Hacia la media noche las luces del primer piso se apagan. Julie sale del portal y tras montarse en un taxi se aleja. Me acerco al portal. Subo las escaleras decido a forzar la puerta de la casa. Tengo que saber que hacía Julie en este piso. Años investigando la vida de personas a las que no conocía, y resulta que de quien no sabía nada era de mi mujer.
Entro en el pequeño apartamento. Sobre la mesa de la sala encuentro la carpeta granate y junto a ella, desperdigadas, una decena de fotografías. Elegí una al azar. Hombre caucásico de cuarenta años ¿ Se trata de una broma?
Pasé a la habitación contigua y encendí la luz. Desde las paredes cientos de ojos me miraban. Me quedé atónito, no podía ser. Cuando cumplí quince años, en mi fiesta de graduación, en un restaurante, en una comida familiar...
¿Julie?
Toda mi vida desplegada entre estas cuatro paredes ¿Por qué? ¿Para qué?
Cuando el ángel de la muerte replegó sus alas y se alejó de mí, cambié la cama del hospital por una solitaria y triste habitación. Una ventana de 50X80 era lo único que me unía al exterior. Pasaba horas frente a esa ventana con la única compañía de la cámara de fotos. Allí comenzó mi obsesión. Hacía fotos a todas las personas que pasaban junto a la verja de la casa. Revelaba las fotos, imaginaba sus vidas y decidía a quién incluía en mi mundo...Yo tenía ese poder.
Conseguí superar la enfermedad. Estudié. Encontré un buen trabajo e incluso me casé y fundé una familia, pero yo seguía mirando y escrutando el mundo a través del visor de mi cámara. Hacía fotos a la multitud. Estudiaba las imágenes y elegía el siguiente sujeto de mi estudio. Inventaba ante Julie, mi mujer, reuniones, viajes de trabajo y salía tras mi presa. La fotografiaba en el trabajo, con la familia... me convertía en su sombra hasta conocer sus más íntimos secretos. Cuando mi curiosidad quedaba satisfecha, archivaba la investigación y la guardaba en un armario secreto de mi despacho. En distintos compartimentos, separaba los aptos y los no aptos que conformarían mi mundo. Hoy, el sujeto de mi estudio es un joven caucásico de treinta y cinco años de nombre Michael Thomas.
Michael sale de su trabajo en el centro de la ciudad y se reúne en la cafetería cercana con una mujer. Me acerco al cristal de la cafetería y le veo tomando una copa... ¡con Julie! Salen de la cafetería y mientras se despiden él le da una carpeta color granate.
Sigo a Julie hasta un portal desconocido. Agazapado entre los árboles de la acera de enfrente espero su salida.
Hacia la media noche las luces del primer piso se apagan. Julie sale del portal y tras montarse en un taxi se aleja. Me acerco al portal. Subo las escaleras decido a forzar la puerta de la casa. Tengo que saber que hacía Julie en este piso. Años investigando la vida de personas a las que no conocía, y resulta que de quien no sabía nada era de mi mujer.
Entro en el pequeño apartamento. Sobre la mesa de la sala encuentro la carpeta granate y junto a ella, desperdigadas, una decena de fotografías. Elegí una al azar. Hombre caucásico de cuarenta años ¿ Se trata de una broma?
Pasé a la habitación contigua y encendí la luz. Desde las paredes cientos de ojos me miraban. Me quedé atónito, no podía ser. Cuando cumplí quince años, en mi fiesta de graduación, en un restaurante, en una comida familiar...
¿Julie?
Toda mi vida desplegada entre estas cuatro paredes ¿Por qué? ¿Para qué?
Mª Carmen, no se si es un ensayo para esa novela negra que nos pide Jacier, pero me ha encantado este relato.
ResponderEliminarBien construído. Manteniendo la intriga y con una trama digna de ... de ti!. Y ese final maravilloso...
Me parece genial. Enhorabuena. Un beso.
Nos has salido una escritora de amplio registro, Mari Carmen. Tan pronto nos sorprendes con un bello poema como con un microrelato o uno menos corto pero con algo sorprendente y especial...Este es un relato fantástico...y muy inteligente tanto en la trama como en ese magnífico especial. Abierto y cerrado a la vez...bueno, muy bueno.
ResponderEliminarEste cuento tuyo del hombre que va poco a poco ampliando la visión del mundo desde una ventana de un doce por quince a una de un cincuenta por ochenta y acaba en una habitación viéndose a sí mismo.
ResponderEliminarEste cuento que nos abre los ojos al misterio que tenemos a mano, a lo cotidiano que parecemos conocer, pero que no.
Este cuento de superaciones insuficientes, de casamiento con extraños, de vida extraña.
Es la realidad.
Sólo que algunos jamás se preguntan:
¿Por qué?
¿Para qué?
De verdad, me gustan los desequilibrios que plantea en la vida y en la relación entre las personas.
Felicidades.
Un beso.
“Años investigando la vida de personas a las que no conocía, y resulta que de quien no sabía nada era de mi mujer”.
ResponderEliminarEsta frase invita a la reflexión.
Respecto al relato, Carmen, se te ha olvidado poner una palabra: CONTINUARÁ
Julie: ¿Quien es? ¿Qué es? ¿Por qué se casó con él? ¿...?
Llevo toda la noche sin dormir... Carmen, por fiiiiii, aclarame el misterio.
Besos.
Toñi
Las estrellas esconden muchas historias ¿verdad, Mari Carmen? Y si no que se lo cuenten a la luna, esa mágica compañera nocturna.
ResponderEliminarVeo que cada día te superas. En este caso con un extraordinario relato con tintes negros y más de una lectura, de esos que nos obligan a estrujarnos la sesera y a que veamos más allá de lo que se nos muestra.
Gracias por escribir.
Un abrazo.
Querida Mari Carmen, has redondeado un cuento lleno de contenido, de contenidos, porque no sólo el final, sino todo él, está abierto a la imaginación fantástica del lector. Antes de nada, como lector agradezco lo que tantas veces echamos de menos en muchos textos: claridad y eficacia del lenguaje. Has sacrificado el lucimiento narrativo en favor del autor para ponerlo al servicio de la historia. Todo un mérito. Así es tu estilo, asi lo he observado en tus relatos y creo que así te lo he dicho en alguna ocasión antes. Y si no te lo he dicho, dicho queda.
ResponderEliminarTras esa historia que cuentas, bien estructurada, con una trama perfectamente orientada y distribuida, que capta la atención desde el principio, conviven una variedad de historias subyacentes que alegrarán a cuantos quieran pasear por los senderos de la literatura. Tras la primera lectura me quedo con la que me hace reflexionar sobre la búsqueda del conocimiento. Gastamos la vida conociendo mundo, intentando conocer a los demás, y luego resulta que no nos conocemos a nosotros mismos y nos olvidamos de dedicar una atención mínima a quien tenemos al lado. Sin duda, a través de la ventana, aprovechando la cámara fotográfica, se nos revelarán situaciones, comportamientos, escenas, personajes... tantos y tan variados que descubriremos otro mundo, el que tú, Mari Carmen, nos has acercado con acierto para delite de nuestras ficciones.
Gracias y enhorabuena.
Besos
Alex
Manuel, me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarAgradezco la opinión de un escritor que me puso una pesada armadura y me arrastró, sobre las líneas escritas, hasta una cripta impregnada de desanimo y esperanza.
Tú me llevaste de la mano sin soltarme ni en los puntos, espero haber conseguido lo mismo.
Besos.
Emilio, en mis años de lectora jamás me he decantado por ningún tipo de lectura.
ResponderEliminarCreo que en la variedad está la riqueza y quizás eso ha dejado una impronta en mí.
Como tu dices “nada excluye nada” y si podemos jugar con las palabras por qué no hacerlo con los distintos estilos, nos gusta escribir y al fin y al cabo...todo es Literatura ... nada más y nada menos.
Que lo consiga, el tiempo lo dirá.
Besos
Querida Toñi, si que la frase invita a la reflexión.
ResponderEliminarHay veces, parece mentira, que en algunas relaciones tras años de convivencia, descubres que todo ha sido un espejismo ¿Cómo eran en realidad ? ¿me han engañado o simplemente proyecté en ellas lo que yo quería ver? ¿ Engaño o autoengaño?...Ya me contestarás.
En cuanto a lo de continuará... ¿Quién sabe? ¿Puede que sí o puede que no?
Un beso, cuando lo sepa serás la primera en saberlo.
Querida Maribel, siempre me alegra tu visita y más con el tiempo tan limitado del que dispones.
ResponderEliminarLas dos somos unas entusiastas de las estrellas, y además de sueños, nos proporcionan buenas historias.
Espero que no te hayas tenido que estrujar mucho el cerebro, con hacerlo para tus magníficos textos ya tienes bastante.
Sólo espero que hayas pasado un buen rato y te haya servido para desconectar.
Besos.
Alex, no por adornar una rosa es más rosa, a veces, incluso el adorno eclipsa la belleza.
ResponderEliminarSi yo quiero contar una historia y quiero que llegue al lector tengo que ser clara, y máxime, cuando la trama puede resultar extraña. No puedo permitir que el lector se pierda admirando el paisaje y se olvide de la trama y los personajes...Qué te voy a contar a ti que consigues mi total empatía con tus personajes.
En cuanto la segunda parte de tu comentario...es difícil conocernos a nosotros mismos, muchas veces ni siquiera lo intentamos por miedo a lo que podamos encontrar. Una vez, le dijiste a Emilio “no somos cómo nos vemos sino como nos ven los demás”, me gustó la frase y creo que de verdad es la manera de encontrase a uno mismo.
Y en lo de olvidarse de los que hay al lado...Alex, ¿no lo dirás por ti? Tú que nos dedicas tu tiempo, tu cariño...gastando tus energías en todos nosotros.
Gracias a ti, besos mil.
Santiago, quizás haya una realidad, no lo sé, pero yo creo que hay distintas percepciones que conforman múltiples realidades...tantas como personas.
ResponderEliminarLos seres humanos somos muy complejos y únicos, y lo mismo ocurre con nuestras realidades. Realidades que comparten puntos en común. No vivimos aislados y la relación es complicada, pero intentando comprender las acciones de los demás quizás haya menos desequilibrios.
Siempre me haces partícipe de tus pensamientos, gracias por ello.
Un beso.
Mar Carmen, tras acabar la lectura he descubierto que yo hago como tu personaje. Imaginar la vida de los personas. Intentar adivinar sus más íntimos secretos por los gestos del rostro, por su manera de vestir, por la forma de sentarse, por el movimiento sus manos…Cuando creo que ya he definido completamente a una persona el interés suelo dirigirlo hacia otra. Me ocurre dos veces todos los días laborables en un habitáculo de 15 X 2 X 2 metros cúbicos. El lugar es el metro ¿Será una obsesión? ¿Por qué? ¿Para qué? Espero algún día sorprenderte con las respuestas.
ResponderEliminarEspero que esa costumbre no me venga, el igual que a tu protagonista, debido a que estuve de pequeña nueve meses ingresada en un hospital en una gran sala de 30 X 10 X3 metros cúbicos, con dos filas de camas corridas.
Este relato tuyo lo pille por dónde lo pille me lleva a distintos momentos del devenir del tiempo.
Excelenter. Tiene muchas posibilidades y vías para la reflexión.
Besos
Yo creo que éso le ocurre a todo el mundo Alicia, algunos por simple curiosidad y otros, como es mi caso, que se han contagiado de la sed de historias.
ResponderEliminarAhora no solo disfruto de un hermoso amanecer, o de una deliciosa velada, o de una interesante conversación, o...ahora esas sensaciones se han ampliado porque busco un relato, una frase que archivar, una imagen que enfocar...Ahora miro, siento, busco...y algunas veces encuentro algo más. Algo que compartir y contar.
Besos y abrazos.
Querida Carmen, yo diría ENGAÑO.
ResponderEliminarEl altruismo frente al egoísmo.
Qué triste es actuar, con bondad, pensando en el prójimo y que éste piense que es tu obligación.
Ramón y Cajal dijo: “Una de las desdichas de nuestro país consiste, como se ha dicho hartas veces, en que el interés individual ignora el interés colectivo”.
Besos.
Toñi
“Los pecados escriben la historia, el bien es silencioso.”
ResponderEliminarJohann Wolfgang Goethe
Querida Toñi, un acto de bondad no necesita ni recompensa ni reconocimiento porque es desinteresado. Lo que si duele, como tu dices, es el engaño, la traición de la confianza dada, sobre todo, cuando se deposita en personas a las que se tiene aprecio.
De todas las maneras, yo creo que lo más importante es la conciencia de cada uno y actuar con los demás como deseas que lo hagan contigo.
Besos y abrazos
"...Revelaba las fotos, imaginaba sus vidas y decidía a quién incluía en mi mundo"... Es impresionante Mª Carmen. Todo un poema en esas líneas, que me ha hecho estremecer. Una maravilla de relato, ensayo, o lo que quiera ser, porque la etiqueta no es significativo, cuando se escribe una historia tan bien y te mantiene enganchada hasta ese final sorprendente y por ello, delicioso.
ResponderEliminarBuen trabajo compañera. Un placer leerte.
Un abrazo
Querida Rosa, gracias por acercarte, en este día tan invernal, hasta aquí, hasta tu casa.
ResponderEliminarTus palabras me dan animo y calor para continuar, además, hacen especial tu comentario por mostrarme tu forma tan singular de mirar, de buscar ritmo...y encontrar poemas.
Un abrazo y gracias por venir.
"Cuando el ángel de la muerte replegó sus alas y se alejó de mí"...¡Qué bonito, Mari Carmen! Una historia conmovedora. La vida, para algunos, es muy cruel. En cuanto a las personas, creo que no terminamos de conocernos, ni siquiera a nosotros mismos.
ResponderEliminarUn beso.
Mila
Sí Mila, conocer a las personas es difícil y qué decir de nosotros mismos...Pero por lo menos nosotros no hacemos como el protagonista de mi relato. No miramos por un objetivo como si fueran sujetos a estudio.
ResponderEliminarConocerse y descubrirse es una faceta maravillosa del ser humano a la que hay que dedicarle tiempo.
Un beso.
Te confirmo que sí, que el luismi de poesía y psicología es Luis Miguel Rodrigo. Lo que no sé es cómo os habéis enterado, porque no me encuentro en la asociación.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola mari carmen. Sí, el luismi del blog es luis miguel rodrigo. o sea, yo.
ResponderEliminarUn abrazo. Espero coincidamos pronto.
Luismi, no pude vencer el impulso... gracias por la confirmación, lo necesitaba.
ResponderEliminarLas buenas noticias las lleva...!Qué más da!
lo importante es que compartiremos un espacio común en nuestro camino.
Un abrazo.